-Shh… Ya pasó todo, cariño-vi que miraba a Aklenk y
Arturo, interrogante.
-Lo siento-me disculpé-Estoy…-sacudí la cabeza,
turbada.
-Te lo contaremos todo enseguida.
-Si no os molesta, me voy una rato a mi habitación-me
escabullí.
Subí las escaleras casi corriendo. Abrí la puerta de
la habitación y me lancé a su interior, cerrándola tras de mí.
Me quité la capa y la lancé. Me tumbé en la cama y
cerré los ojos. No quería ver el humor del que estaría Pablo en cuanto se
enterase de lo que había hecho.
Suspiré hondo. Me quité la ropa y la lancé a un
rincón. Abrí la cama y me oculté bajo las sábanas. La luz intensa que se
filtraba por la ventana me molestaba, así que me levanté para correr las
cortinas. La habitación se hallaba en una agradable semioscuridad. Hacía
bastante calor y el aire estaba cargado. Dejé la ventana un poco abierta para
que el aire circulara y refrescara el cuarto.
Bostecé. Me estiré al máximo y no pensé en nada. Me
encantaba esa sensación de dejar que el tiempo pasara y no hacer absolutamente,
sólo descansar. Lentamente, el cansancio me pudo y dormí.
***
Cuando me desperté, ya era noche cerrada. Parecía que
había dormido bastante ya que me notaba espesa y atontada. La cama de al lado
estaba ocupada, por Pablo, supuse. No era capaz de distinguirle en la completa
oscuridad. La ventana seguía igual que cuando me acostara y ahora se notaba una
agradable brisa. Escuché con claridad el rugido de mi estómago.
Estaba casi muerta de hambre. Podrían haberme
despertado para cenar… Me daba pereza levantarme, prefería seguir durmiendo,
pero tenía miedo de no sobrevivir a la mañana siguiente sin comer. Traté de
orientarme, sin mucho éxito, en la habitación. Ya me costaba orientarme en la
mía y eso que la conocía.
Busqué la ropa en el rincón y me la puse. Abrí la
puerta que emitió un leve crujido. Me detuve. Escuché. No me apetecía despertar
a nadie. Me escurrí entre las sombras, con delicadeza, hasta la cocina. Ahí, me
detuve. El problema estaba en ver en la oscuridad. Necesitaba una vela. Pero
¿dónde había velas? Pensé, intentando recordar si en algún momento viera donde
se guardaban. No recordaba absolutamente nada. Me estremecí. No me había
calzado y empezaba a notar el frío del suelo entrar en mi cuerpo, enfriándome.
Me rendí y empecé a dar media vuelta.
Hasta que choqué con alguien y estuve a punto de
soltar un grito. Era Arturo.
-¿Qué haces…?-comenzamos los dos a la vez pero nos
detuvimos.
-Escuché un ruido-se limitó a explicar.
-Tengo hambre.
-Me marcho-susurró.
-No, espera-lo retuve-¿Sabes dónde hay una vela o algo
así?
Se encogió de hombros.
-No.Pero hay una en mi habitación, espera aquí.
Se marchó y me quedé en silencio, cambiando el peso de
un pie a otro.
Poco tiempo después, un débil y oscilante resplandor
apareció. Arturo pasó por delante de mí y entró en la cocina. Lo seguí. Empezó
a rebuscar.
-Aparta-ordené.
Me obedeció. Abrí un cajón en el que había pan, corté
un trozo y lo cerré.
-Vámonos.
Me guió
hasta la puerta de mi habitación y luego regresó a la suya. Entré en silencio,
me metí en la cama y comencé a masticar. Luego, me dormí hasta la mañana
siguiente, en la cual sabía que me tocaría oír los gritos de Pablo por ser una
inconsciente.
Pero a la mañana siguiente no hubo gritos. Ni tampoco
reproches o amonestaciones. Pablo se despertó antes que yo y se ocupó de
despertarme.
-Noah-susurró.
Abrí los ojos y bostecé. Me miraba, sonriente y
despeinado.
-Buenos días-sonreí a mi vez.
-Hora de levantarse.
Asentí y me levanté de un salto.
-Iré… a… lavarme-concluí, sonrojada.
-Te esperaré abajo-afirmó.
Salió de la habitación, mientras yo cogía el vestido
limpio que había doblado cuidadosamente a los pies de mi cama. Me estremecí al
sentir el contacto con el frío suelo. Casi corrí por el pasillo hasta llegar al
baño, en el que me introduje. Estaba vacío. No debía de usarlo mucha gente.
Miré el cubo, de grandes dimensiones, que había en una esquina. Me acerqué y
sumergí la mano. Estaba congelada. Me desvestí con rapidez y me bañé. Tardé
apenas dos minutos. Podría asegurar que el agua del océano Ártico estaba más
caliente. Salí de un salto, creando un charco en el suelo. Me sequé y me puse
el sedoso vestido, esta vez, rojo cereza. Me sacudí la melena, esperando
inútilmente que se secara. La llevaría mojada, no quería perder tiempo y debía
reconocer que estaba hambrienta.
Salí al pasillo, en el que había un par de personas
conversando en tono alegre.
-¡Buenos días!-saludé con alegría.
Me miraron fijamente, ligeramente sorprendidos. Les
dirigí una sonrisa. Murmuraron un saludo cuando yo ya me marchaba, en dirección
a la cocina. Entré. No estaba muy llena, mejor. Ocupé el sitio que había al
lado de Pablo.
-¿Necesitáis ayuda?
-No, gracias-contestó, también sorprendida Valeria mientras
Pablo me dirigía una mirada interrogante.
Empezaban a inquietarme. ¿De verdad que todo el mundo
se sorprendía de que fuera amable? ¿Tan borde era habitualmente? Yo pensaba que
el borde era Arturo. Al par de minutos, nos sirvieron un cuantioso desayuno
compuesto por leche, unas galletas, pan y fruta. Lo devoré. Estaba siendo todo
muy extraño, Pablo no había mencionado siquiera mi arriesgada aventura, ni
había hecho alusiones. Mejor así. No tenía ganas de discutir, necesitaba un
breve lapsus de tranquilidad, reposo y aparente felicidad. Me pasé la mano por
el pelo húmedo, deshaciendo un pequeño nudo. En cuanto terminé, pregunté o más
bien, afirmé:
-Tengo que cuidar a los jadens.
-No hace falta. Hemos encargado a Narima que se
encargue de ellos.
-Pues dile que hoy no tiene trabajo, me ocuparé yo.
Salí de la estancia, sin esperar respuesta. Caminé muy
rápido hacia la ``cabaña´´ donde los guardaban. Entré y les eché de comer y
beber. Luego, los peiné con esmero, uno por uno. Al poco rato, estaban perfectos
para ser sacados al aire libre. Eso hice. Me senté bajo las ramas de un árbol,
tratando de no manchar el vestido. El sol acariciaba mi rostro. Comencé a
pensar que ese era un buen lugar para vivir. Bueno, si no acompañabas o eras el
elegido de una profecía o si no pertenecías a una ``secta´´. Hacía buen tiempo
y el lugar parecía tranquilo e idílico. Pero no todo es lo que parece. Había un
monstruo o como quisieran llamarlo que podía
destruir todo en cuanto quisiera. Aunque, por lo visto, prefería ser una
continua molestia en vez de hacerse con el control. Lo que realmente hacía era
mantener a la gente asustada. En tiempos anteriores, la gente le temía.
Era triste. La mayoría de la gente se había olvidado
de cual era el mayor peligro que les acechaba. Preferían vivir ignorantes,
tranquilos, en una falsa paz. Dejé de darle vueltas a las cosas y guardé a los
jadens. Volví a la casa. La mañana había ido avanzando velozmente, sin que yo
apreciara su paso.
Pablo era muy vago. Nunca lo veía hacer nada. Como era
el elegido no podía romperse ni una uña. Me reí por lo bajo y subí a mi
habitación. Ya me quedara sin nada que hacer. Pasear sola y corriendo peligro
no tenía gracia. Miré la cama, sin hacer. La hice. Luego, abrí la ventana al
máximo. Me quedé parada unos instantes antes de salir. La enorme casa estaba
prácticamente vacía.
Alguien golpeó la puerta de la habitación y entró. Era
Arturo.
-¿Se puede saber para que llamas si la puerta está
abierta?-indiqué con tono burlón.
Se encogió de hombros.
-Simplemente soy educado.
-¿Desde cuándo?-continué con la broma.
-Desde que casi me matan unos locos psicópatas que
estaban empeñados en que yo tenía algo que ver con una profecía-respondió,
sonriendo con ironía.
-¿Qué te dijeron, exactamente?-murmuré, consternada.
-Te lo cuento todo-entró y cerró la puerta, nos
sentamos en la cama. Esperé con paciencia a que empezará a hablar-Me aburrí y
decidí salir. Paseaba tranquilamente por las calles cuando unos hombres muy
fuertes y raros se me acercaron, me habían descubierto. Así que eché a correr
lo más rápido que pude. Pero me alcanzaron antes de que hubiera doblado la
primera esquina. Me atraparon y me llevaron a rastras (pegándome de vez en
cuando) hasta aquella ¿taberna? Sí, taberna-continuó-Primero hicieron el
interrogatorio corto. Luego me llevaron a parte. Me sentí inquiero cuando vi
que andabas por allí, estabas en peligro. Y Pablo también. No debiste
venir-hice un gesto con la mano-En esa habitación me ataron y me preguntaron
por vuestro paradero. Me golpeaban cada vez que no contestaba-se estremeció-Y
me preguntaron por nombres my extraños… Si sabía cosas sobre Akyan…
-¿Qué?-lo interrumpí, gritando.
-¿Qué he hecho?-murmuró, entornando los ojos.
-Dime que cosas te preguntaron sobre esos nombres tan
raros que mencionaste antes-traté de calmarme pero sentía que estaba delante de
algo importante que no podía dejar escapar.
-Pues quisieron saber si Pablo sabía cosas sobre
Akyan. Dijo un nombre rarísimo, supongo que era un ritual o algo…
-¿No lo recuerdas?-interrumpí.
Parecía que se esforzaba en recordar.
-No, lo siento. ¿Era importante?
-Creo que sí. Ven, hay que contárselo a Pablo.
Abrí la puerta y me decidí por gritar:
-¡Pablo! ¡Pablo!-repetí.
-¿Qué?-apareció rápido, mirándome con extrañeza-¿Qué
pasa?
Me miró desde la parte baja de las escaleras.
-Sube aquí. ¡Venga!-apresuré al ver que no se movía.
Corrió.
Le expliqué apresuradamente lo que Arturo me había
contado.
-Creo que sé a lo que se refería…-musitó-Lo
comprobaré, esperadme aquí.
Desapareció escaleras abajo, dejándonos plantados y
sorprendidos.
¿Por qué? ¿Por qué siempre la intriga? D:
ResponderEliminarNyah, me encanta la historia, en serio. Pero, no sé por qué, Pablo no me gusta .-. Me parece un muermo jaja Además, no me gusta la actitud que tiene algunas veces. Me parece un tanto idiota :S
El que me cae bien es Arturo :D Bueno, y Noah, como ya te dije, creo que se parece bastante a la menda :DD
Pues eso, que ya sabes que me gusta mucho mucho y que quiero otro capítulo :D
¡Que no se puede ser que me mantengas con esta intriga, leñe!
(Sí, me estoy quejando yo, la que hace tropecientos siglos que no sube nada de nada)
¡BEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEESIIIIIS!
No me di ni cuenta de lo rapido que ha avanzado la novela, ya es el cap 44!
ResponderEliminarY me encanta y temo que se acabe pronto T-T espero que no e.e'''
Sigue asi pq quiero leer el prox yaaaaaaaaaaaaa
Un beso cielo, te espero:
http://amormasalladelaunicidad.blogspot.com.es/