Seguí sus pasos mientras, poco apoco, nos alejábamos
de la seguridad de nuestro cuartel. El pequeño grupo que formábamos se fue
separando.
-Debes pasar desapercibida.
Asentí.
Me oculté más bajo mi capa militar. Nos acercamos cada
vez más al lugar donde había casas y comenzaron a verse varias figuras en la
lejanía. Me empujó hacia una callejuela, me pegué contra la pared, imitándola.
Mi corazón latía frenéticamente. Se deslizó por la callejuela mal iluminada,
pegada a las paredes de las casas, que estaban unidas entre sí.
-Lo peor es que no sabemos donde ha ido tu amigo.
Estaremos poco tiempo aquí y luego nos acercaremos donde se encuentran los
demás.
Apoyó la oreja en una pequeña puerta de madera.
-Tengo entendido que aquí vive uno de los más peligrosos
sicarios al servicio de Enlorth…
Me estremecí y tragué saliva. La verdad es que estaba
bastante más asustada de lo que aparentaba. No me arrepentía de lo que había
hecho.
Al poco, continuamos.
-¿Qué se supone qué buscamos?-me atreví a susurrar.
-Pistas-se limitó a responder.
Estuve tentada de preguntar que clase de
``pistas´´ pero me contuve,
permaneciendo atenta. Deambulamos un poco más por calles estrechas y oscuras,
tratando de hacer el menor ruido posible. Fue un rato eterno para mí, hasta
que, al final, dimos la vuelta y volvimos al punto de partida.
-Resultados-murmuraron.
Todos sacudieron la cabeza.
-Parece que con esto no basta. Debemos introducirnos
en los locales que frecuentan los sicarios de Enlorth, necesitamos un espía.
Nadie se ofreció voluntario. Dudé. Un joven lo notó y
me miró fijamente. Bajé la cabeza pero todos se habían percatado de mi
indecisión.
-Debería ser ella-susurró alguien.
Levanté la cabeza con decisión.
-Está bien, yo lo haré. Pero dejad de mirarme-acusé.
El joven me sonrió.
-Yo te acompañaré.
-No-negó una mujer-Como se entere tu familia…
-¡Qué más da eso!-protestó el joven-Sabíamos que esto
era peligroso, de todos modos. Lo hemos sabido siempre y no hemos abandonado,
aguantemos un poco más. Yo pienso seguir. Y, a mí no me han educado de esta
forma. Nunca debe dejarse a un compañero y, lo queramos admitir o no, se ha
convertido en una compañera. Y el chico que la acompañaba también.
Lo miré, impresionada y agradecida a partes iguales.
Lentamente, todos asintieron.
-Vayamos a un lugar más tranquilo-terció una hermosa
mujer.
La seguimos en silencio. El joven que hablara momentos
atrás se retrasó para caminar a mi lado.
-Siento mucho que tengas que ser tú pero…
-No pasa nada-interrumpí-Soy Noah-me presenté.
-Ah…-pareció desconcertado durante unos instantes pero
se repuso y continuó-Aklenk-lo miré con desconcierto hasta que me di cuenta de
que se llamaba así.
Cada nombre más raro que el anterior…
-¿En qué lugar he de entrar?-me resigné.
-No creo que sepas donde es. Es peligroso y hay que
tener cuidado, no es aconsejable ir sólo, por eso te acompañaré. Por si llamas
demasiado la atención, sobre todo con esas pintas-parecía risueño.
Le sonreí.
Él tenía el pelo algo corto (comparado con el de los
demás), de color anaranjado. Sus ojos eran verdes, muy intensos y brillantes.
Era alto y fuerte pero incapaz de ser comparado con Arturo. Vestía una camisa
negra, unos pantalones marrones y unos zapatos de aspecto cómodo y flexible.
Nos reunimos en un pequeño claro. Por expreso deseo de
algunos, me quedé ligeramente alejada mientras los demás discutían. Ni que los
fuera a traicionar…
Antes de que la reunión terminara, Aklenk se acercó a
mí.
-No sé que les ha picado para que quieran mantenerte
alejados.
Me encogí de hombros.
-Está decidido. Tú yo iremos a un punto de reunión
para averiguar más cosas.
Asentí.
A los pocos minutos, emprendimos nuestro camino.
-Te explico un poco más detalladamente que
haremos-comenzó-Entraremos en un lugar, tú te acercarás a la gente, (qué más
sospechosa te parezca), intentarás no levantar sospechas.-se aseguró de que
entendiera bien esa parte-Cuando averigües algo o veamos que estamos en
peligro, me harás o te haré una señal y nos marcharemos rápidamente. ¿Comprendido?
Asentí, tragando saliva.
-No pasará nada, estaré cerca. Tú preocúpate de que no
se percaten de tu presencia y de enterarte bien de los rumores que correrán-me
sonrió.
Se lo agradecí. Estaba muy nerviosa y asustada,
necesitaba que me dijeran que todo iba a salir bien.
-Recuerda que estaré lo más cerca de ti que
pueda-aseguró.
-No soy tan miedosa-protesté con voz débil.
-Sé que no. Si no, no estarías aquí. ¿Puedes contarme
como llegaste aquí con el… Pablo?
Acepté la propuesta. Al menos, no le había llamado
``el elegido´´ si no Pablo. Le relaté lo sucedido, comprendiendo que quería
distraerme hasta que termináramos de cruzar esas angostas calles y llegar a
nuestro destino.
-Es aquí-susurró, señalando una puerta de madera, algo
destartalada.
Me acerqué y apoyé mi mano encima.
-Entra-apresuró, mirando en todas direcciones.
Se cubrió la cabeza con una capa similar a la mía.
Entré en el lugar, Aklenk tardó unos instantes en seguirme. El lugar estaba
tenuemente iluminado (cosa que agradecí ya que así pasaríamos mejor
desapercibidos). Había mucha gente, en su mayoría tipos fuertes. Me moví,
tratando de no chocar con nadie (aunque había sillas, la mayoría se veían
obligados a permanecer de pie). Era un local de ocio y conversaciones variadas.
Fue una de mis primeras impresiones. Las paredes eran de piedra y la gente
hablaba a gritos. Alguien me empujó y me giré, asustada. Un hombre pasaba por
mi lado a grandes zancadas. Me moví con rapidez, acercándome a una esquina y
seguir moviéndome desde allí. Me acerqué a los dos primeros hombres que vi.
-…el caballo de la reina ha sido robado-finalizó.
-Cada vez se atreven a ir más lejos-exclamó con
sorpresa el otro.
Me alejé, acercándome a dos jóvenes de sonrisa torcida
que conversaban. La mayoría eran cosas banales. Poco a poco, iba perdiendo la
esperanza de escuchar algo que nos sirviera de ayuda en aquel lugar. Parecía
que nadie reparaba en mí, para alivio mío, hasta que un joven comenzó a
acercarse a mí con una encantadora sonrisa en los labios. No parecía capaz de causarle
mal a nadie pero me obligué a recordar que todos eran seguidores de Enlorth,
dispuesto a terminar con la vida de cualquiera que se interpusiera en sus
planes. Retrocedí, chocando con alguien que dejó escapar un gruñido. El joven
seguía allí, mirándome y acercándose lentamente. Fui retrocediendo, asustada,
tratando de buscar a Aklenk con la mirada hasta que topé con la pared: estaba
acorralada. Respiré hondo.
Pero algo distrajo su atención. La puerta se abrió de
golpe y algo fue lanzado con brutalidad contra el suelo. Se escuchó un débil
gemido.
-¡Mirad lo que he encontrado!-retumbó una voz potente.
Aklenk se acercó. Su boca estaba sobre mi oreja cuando
susurró:
-Parece que encontramos a tu amigo.
Mi corazón comenzó a latir con fuerza.
Apoyó su mano en mi brazo, indicándome que me
tranquilizase. Traté de mirar pero la muchedumbre que se agolpara en torno a la
puerta me impedía ver que estaba sucediendo. Y no quería llamar demasiado la
atención.
-Así que es el elegido-gritó alguien.
-¡No!-negó la voz que interrumpiera los gritos que
pertenecía al captor de Arturo-Este joven lo acompañaba. Junto con una joven-me
estremecí. Hablaba de mí, que estaba a unos metros-Él puede decirnos donde está
el elegido-rió, con maldad.
-No os lo diré-murmuró.
-¿Qué dice?-voceó alguien.
-Repítelo más alto-ordenó, golpeándolo con fuerza.
Lo escuché aquejar el golpe pero repitió, más alto.
-No diré donde se encuentran.
-Así que tienes ganas de pelear-rió-Nosotros te las
quitaremos.
Lo levantaron entre varios y la gente se separó para
dejarlos pasar. Se acercaban a nosotros. Miré a Aklenk. Sacudió la cabeza.
Recordé que debíamos pasar desapercibidos. Lo llevaban casi a rastras. Contuve
el impulso de correr a ayudarlo. Quería hacerle saber que estábamos a su lado,
que aguantase un poco… Y cuando pasaba a mi lado, golpeé fuertemente el suelo
con el pie, cerca de su mano. Levantó la vista y descubrí un poco mi rostro.
Parecía sorprendido y a punto de gritar pero la advertencia que leyó en mis
ojos lo detuvo. Vi como se lo llevaban antes de que Aklenk me hiciera un gesto
para que lo siguiera. Salimos del lugar y él empezó a correr. Me esforcé en
seguir su ritmo, preocupada.
Al cabo de un rato, nos detuvimos. Yo estaba jadeando
mientras que mi compañero aparentaba normalidad.
-Ya sabemos donde está.
-Tenemos que ayudarlo.
Dudó.
-Primero hay que hablar con los demás.
-No, le harán daño. Iré yo, tú avisa a los
demás-negué.
-No te dejaré sola.
-Yo pienso volver ahí dentro.
-Te acompañaré-se resignó.
Juntos, volvimos a entrar en aquel lugar.
Me ha encantado el capitulo, no puedes dejarnos en intriga. Eres mala. Ahora que pasara con Arturo, ahora que el y Noah empezaban a llavarse bien. Y Pablo en la casa bien, por ser el elgido no hace nad, bien. El nuevo me da a mi que dara mucho que hablar. A ver cuaneo leemos el resto. Que me muero de intriga ;)
ResponderEliminarEste capítulo me ha encantado! Pobre Arturito :(
ResponderEliminarAyy este Arturo... Que valiente Noah ^^ Me a caído bien el Aklenk ese, que majo, que salga más ehh xD
ResponderEliminarMi Arturiito :'( es taaan valiente (L).(L) PORFAVO NOAH SALVALO!!! LO NECESITOO
ResponderEliminarsiguiente YA! Necesito más de LPDE
MMM Arturo me cae bien asiq no le hagas estas cosicas TwT Noah lo va a salvar... ya veras!!!
ResponderEliminarMe encantó el capitulo!!
Acabo de publicar mi primera novela, ojalá puedas leer aquí la información:
http://amormasalladelaunicidad.blogspot.com.es/2012/06/mi-primera-novela-publicada.html
GRACIAS POR TU APOYO!! Eres una de las personas que más me apoya en el blog y te lo agradezco muchísimo cielo:)
A ver si subeees prontito TwT!!
ResponderEliminarUn beso cielo! te espero
http://amormasalladelaunicidad.blogspot.com.es/