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viernes, 25 de noviembre de 2011

Capítulo 1

Verano, bonita palabra. Siempre me había gustado su sonido. Sinónimo de alegría y diversión. Para los jóvenes significaba el fin de las clases y el comienzo de tres meses de desenfreno.

Para mí era mucho más aunque yo pertenecía a ese grupo. Para mí significaba verlo. Tres meses juntos, viéndonos cada día.



***

Último día de clases. Me revolví en mi silla, inquieta. Golpeteé con el pie en el suelo deseando que el timbre anunciase el inicio oficial del verano. De fondo, escuchaba la voz de la profesora deseándonos un buen verano, recomendándonos lecturas y más palabrería que todos ignoraríamos en cuanto la campana sonase.

En cuanto el timbre sonó, salté de mi silla, me colgué la mochila al hombro y salí apresurada sin despedirme de nadie.

Bajé las escaleras corriendo. La puerta de salida ya estaba abierta porque unos niños descuidados la dejaran abierta al salir. Sin darle tiempo a cerrarse, me colé por la rendija y apreté el paso hasta el coche donde mis padres y mi hermana me esperaban.

Abrí la puerta trasera y me senté a la vez que arrojaba la mochila al suelo.
-¡Ya podemos irnos!-exclamé.
Mis padres se giraron para mirarme. Papá carraspeó.
-¿No se te olvida algo?-inquirió.
Me detuve un instante a pensar.
-¡Oh, sí, claro! ¡Qué tonta! ¡El cinturón!-me di un golpecito en la frente y me abroché el cinturón.
-Otra cosa-dijo mi madre.
¿Qué olvidaba? Los miré sin comprender.
-¡Las notas, burra!-me gritó Sonia, mi hermana.
¡Las notas! ¡Se me habían olvidado! Saqué el boletín de la mochila y se lo entregué a la vez que mi madre regañaba a Sonia.
-No insultes a tu hermana-dijo alargando la mano para coger el papel que yo le tendía.
Las miró y asintió. Eran buenas, como siempre.
-Ahora, ¿nos podemos ir?
Mi padre asintió y encendió el coche. Mi hermana cruzó los brazos con fastidio, no quería ir al pueblo.
-¿Seguros de que yo no me puedo quedar a cuidar la casa?-intentó por última vez después de la discusión de anoche.
-No-dijo mi madre sin volverse.
Me incliné hacia el suelo del coche y saqué el móvil, lo encendí. Le mandé un mensaje.

Voy de camino :)

Enviar. Estaba contenta.
-Tengo hambre-se quejó mi hermana.
-Hay bocadillos en el maletero-indicó mi padre.
-¿No podemos parar a comer?
-¡No!-exclamé yo con rapidez.
-¿Y cómo se supone que los voy a coger del maletero?-dijo con retintín Sonia.
-Así-me quité el cinturón, me volví hacia atrás y retiré la especie de lona que cubría los bultos del maletero. Encontré una bolsa refrigeradora y la saqué. Se la dejé caer al lado-Toma, coge tu bocadillo y cállate-gruñí en bajo para que nuestros padres no nos escucharan.
Me abroché de nuevo el cinto y golpeteé con el pie en el suelo, marcando el ritmo de una canción.
-¿Queréis que pare para que vayáis al baño? Ya sabéis que no hay áreas de servicio en muchos kilómetros.
Negué con la cabeza y fulminé con la mirada a mi hermana, no dijo nada.
-Pues entonces nos vamos.
Asentí con energía. Teníamos unas dos horas y media de viaje por delante pero, la espera, valdría la pena. Saqué los cascos de mi móvil, los conecté y subí el volumen. Cerré los ojos, deseando que el viaje se me hiciera corto.


***

Nada más llegar al pueblo me quité los casos. Mi padre condujo hasta la puerta de la casa de mis abuelos y aparcó en la entrada. Era una casa de dos pisos, pintada de blanco y con flores en el jardín delantero. Me bajé del coche y me dispuse a marcharme.
-¿A dónde vas?-preguntó mi madre, frenándome en seco-Primero sube tus cosas y saluda a tus abuelos.
Maldije por lo bajo pero corrí de vuelta al coche. Saqué la mochila y la colgué del hombro, cogí unos cuantos bultos del maletero, abrí la puerta de la casa y las subí a mi habitación. Troté por las escaleras, entré en mi habitación y dejé las cosas en el suelo y encima de la cama. La habitación estaba pintada de amarillo claro, el edredón de la cama era rosa claro al igual que las cortinas.

Bajé de nuevo y saludé a mis abuelos.
-¡Hola, abuelo! ¡Hola, abuela!
-Hola, Noah.
-Adiós-y, esta vez si, me marché.
Caminé hasta el banco de debajo del roble. A mitad del camino llamé a Pablo, no me contestó porque supuse que ya me esperaba, como habíamos quedado. En un crucé algo me salió al encuentro.
-¿Qué haces aquí?-le grité al perro de mis abuelos que, ajeno a mi regañina, comenzó a menear el rabo y saltarme encima. Era un labrador de color blanco y aspecto bonachón-¡Toby, vuelve a casa! ¡Vuelve!
Me miró sin comprender. Le acaricié la cabeza y lo empujé hacia casa. Vino detrás de mí los pocos pasos que caminé antes de detenerme. Lo agarré del collar y lo llevé de vuelta a casa.
-Y ahora, te quedas ahí-le dije antes de cerrar la portezuela.
Me miró con ojillos tristes y lloriqueó.
-¡No!-exclamé y me marché.
Y, al final, llegué al banco. El sol estaba alto y tuve que entrecerrar los ojos para verlo bien. Parecía no haber nadie. Pero, por mucho que me esforcé no distinguí ninguna silueta. Me acerqué y me senté. Miré a mi alrededor. Nadie en veinte kilómetros a la redonda. Lo llamé pero no me contestó nadie. Estuve allí un buen rato sin que él apareciera. Le mandé un mensaje de nuevo pero no recibí respuesta. Me levanté y fui a dar una vuelta, mis pasos me condujeron a su casa. Era más grande que la mía, de color teja. Las ventanas estaban abiertas y la verja también. No supe bien que hacer y me quedé parada, cambiando el peso de un pie a otro mientras trataba de encontrar una solución. ¿Se habría quedado dormido? Me parecía poco probable, él esperaba esto con tanta expectación como yo.

Al final, me acerqué y llamé al timbre. Un perro ladró en la parte trasera, conocía el ladrido. Era Odín, un labrador negro de la misma camada que Toby. Me acordé de un verano, cuando nosotros teníamos unos siete u ocho años, habíamos ido con los perros, todavía cachorros y se nos escaparan al bosque cercano a su casa. Nos llevamos un disgusto terrible y los estuvimos buscando durante muchísimo tiempo. Pablo me había consolado mientras yo lloriqueaba. Los buenos de los perros estaban durmiendo a la entrada de su casa. Sonreí ante ese recuerdo.
-¿Si?-preguntó la madre de Pablo mientras abría la puerta-¡Hola, Noah!-exclamó sonriendo-¿Qué te trae por aquí?
-¿Está Pablo?-pregunté con incomodidad.
-No, llegó del instituto y se marchó, estaba muy raro. ¿Ha pasado algo?-preguntó dejando de sonreír tras observar mi expresión de tristeza.
-No, ¡qué va! Es que quería verlo y pensé que estaría aquí-mentí.
-Pues no, ¿quieres que cuando vuelva le diga algo?
-No, no hace falta. Adiós y gracias-dije dando media vuelta  
Caminé otra vez de vuelta al roble donde no había nadie aparte de mi misma.
-¿Dónde estás?-susurré.
No quería quedarme quieta de modo, que volví sobre mis pasos. Pegué un salto cuando escuché una voz.
-¿Buscas a alguien?
Era una anciana, que estaba sentada en el porche de una casa. Tenía el pelo blanco y corto, llevaba puesto un vestido veraniego y unas pantuflas.
-Eh…sí. A Pablo-no me molesté en describirlo ni decirle sus apellidos, era un pueblo tan pequeño que todo el mundo se conocía.
-Sé donde está-dijo enigmáticamente.
-¿Dónde?-pregunté con rapidez.
-En el bosque-dijo sonriendo de una forma que me provocó escalofríos.
-¿En el bosque? ¿Y qué hace en el bosque?-pregunté con turbación.
-Eso tendrás que preguntárselo a él, pero debes darte prisa o lo perderás-dijo agitando un dedo en el aire.
-¿Perderlo?
-Debes darte prisa, o será demasiado tarde, si no lo es ya-sus palabras me provocaron escalofríos.
-Tengo que irme-dije.
-¡Ten cuidado!-me gritó mientras yo me alejaba por el camino.
Me adentré en el bosque, en busca de algo que ni yo misma identificaba. Vagué sin rumbo mirando las hojas del suelo y la maleza tratando de identificar unas huellas invisibles para mis ojos. Agucé el oído tratando de distinguir sonido alguno. Y, mientras caminaba hallé una cueva. Nunca la había visto. Pero en la entrada algo me llamó la atención. Unas pisadas embarradas, de unas deportivas Nike.

Entré con cautela. Caminé hacia el interior mientras entornaba los ojos para ver algo en la oscuridad que crecía a cada paso que daba. Unos cuantos metros después, la cueva se ensanchaba unos metros para finalizar ahí. Había un resplandor violáceo que inundaba toda la zona. Me acerqué, queriendo averiguar más. Era una especie de vórtice o algo por el estilo. Di un par de pasos más y, como atraída por un imán, caí en su interior con desconcierto. Emití un grito que nadie escuchó.

Se me revolvieron las tripas y cerré los ojos. Un extraño viento me agitaba el cabello en todas direcciones. Y, tan rápido como había empezado, el viento se detuvo y yo estaba en pie, en un bosque. Abrí los ojos y di un par de pasos, temerosa. No sabía que había sucedido pero estaba segura de que no quería repetir. Vi una figura masculina caminar con velocidad por un sendero y corrí en su dirección. Podía ser un asesino pero en ese momento no se me ocurrió esa posibilidad.
-¡Ey! ¡Espera!
Se detuvo al oír mi grito. Se giró y, entonces, lo identifiqué. Con su pelo cobrizo y sus ojos de color verde. Era Pablo. Sonreí. Podía estar tranquila, con él no me iba a pasar nada malo. Pero él no sonrió, abrió mucho los ojos, con espanto y miró en todas direcciones.

Me acerqué a él.
-¿Qué haces aquí?-gritó.
No supe que contestar, ni yo misma lo sabía.
-¡Tienes que irte!-exclamó acercándose.
-Muy bonito, que no vinieras-dije con resentimiento.
-No lo entiendes, tienes que irte-casi suplicó.
-¿Porqué? ¿Qué ha pasado?
-No te lo puedo explicar, no hay tiempo-me recordó a la anciana.
-¡Qué pesados estáis todos con el tiempo! ¡Si tenemos todo el verano!
-No, no lo tenemos-dijo caminando hacia dónde habíamos venido.
Lo seguí.
-Apresúrate-urgió.
-¿Qué pasa?-algo bueno no, desde luego.
-No te lo puedo explicar-llegamos al lugar de antes, donde no había nada-¡Mierda! Es demasiado tarde-dijo apoyándose en un árbol cercano y cerrando los ojos.
-Pablo, ¿qué pasa?-comencé a sentir miedo. Pero no el miedo que sientes después de ver una peli de miedo si no uno mil veces más terrible.
-Nada bueno.
-¿Podrías explicármelo?
Abrió los ojos.
-Creo que tendré que hacerlo-musitó-Pero debes seguirme, no puedo contarte todo aquí, tenemos que movernos.
-Está bien-lo seguí-¿Cómo he llegado aquí?
-A través de un portal a Layndeian.
-¿Layndeian? ¿Qué es eso?
-Estamos en Layndeian.
-¿No estamos en nuestro pueblo?-dije observando el bosque que me parecía igual, de hecho, todos los bosques me parecían iguales.
-No.
Permanecí en silencio, pensando en una nueva pregunta.
-¿Cómo hemos utilizado el portal?
-Lo accioné con esta piedra-rebuscó en el bolsillo de sus vaqueros y sacón una piedra redonda, circular y de color morado.
-¿De dónde la has sacado?
-Me la han entregado, digamos.
-¿Por?
-Porque soy el elegido-dijo suspirando.
-¿El elegido? ¿El elegido de qué?-pregunté.
-De la profecía.
-¿Qué profecía?
-La profecía de Ehia.
-¿Ehia? ¡Oh, vamos, Pablo! ¡Qué broma más tonta! Deja de mentirme ya y volvamos a casa.
-Ojalá fuera una broma pero no lo es.
Me inquieté.
-¿En serio?
Se detuvo y se volvió hacia mí.
-¿Te he mentido alguna vez?-dijo con el rostro ensombrecido.
-No pero… Yo no puedo imaginar que esto sea real.
-Sí que es real-dijo reanudando el camino.
-¿Quién es Ehia?-pregunté.
-Una visionaria que dijo una profecía.
-Ahh… ¿Y qué clase de piedra es esa?
-Una piedra de ciedyalna.
-¿Es una piedra con poderes mágicos?-dije con curiosidad pero son terminar de creerme todo eso.
-¡Claro que no!-exclamó, riendo por primera vez-Es una piedra corriente y moliente.
-¡Pues ya les vale!
-¿El qué?
-Si eres el elegido de algo te mereces algo más que una piedra que aquí se puede encontrar en cualquier lado.
-En eso tienes razón-dijo pensativo-Son un poco cutres.
-¿Y qué dice la profecía?
-Dice que… dice que… Yo soy el elegido y debo, debo… Debo ser…-lo animé a continuar a la mirada-Eliminado-se rindió por fin.
-¿Eliminado? ¿Matado? ¿Asesinado?-me horroricé.
Él asintió.
-Entonces, ¿se puede saber que estamos haciendo aquí?-dije tratando de dar media vuelta pero me sujetó el brazo.
-Ya no hay marcha atrás, sólo nos queda avanzar.
-¿Porqué has venido?
-Si no habrían venido al pueblo y eso, créeme, sería peor.
-¿Estás, caminando hacia tu muerte?
Negó con la cabeza.
-Todavía hay una esperanza. Tengo que buscar a Akyan, yo no soy el mal, es él, si lo encuentro y derroto, me dejaran en paz, creo.
-¿Encuentro, derroto? Encontramos, derrotamos-corregí.
-No, es demasiado peligroso.
-Si crees que te voy a hacer caso vas mal. Te voy a acompañar y no te voy a dejar solo-dije acariciándole el brazo-Nunca, nunca estarás solo.
Él sonrió.
-Insistiría más pero sé que no me harás caso.
-Haces bien-sonreí para quitarle importancia a la situación.
No pensaba permitir que le hicieran daño, por encima de mi cadáver.

17 comentarios:

  1. tiiiiiiiiia! siguiente me encanta!! que mundo es Layndeian y lo del elegido... quien quiere matarle?? aiiiii que me va ha dar algo!! xD
    Besos

    xDestinyadministrationx

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  2. Dios! Me encanta! :D
    Esta me gusta incluso más que Mi vida en Manhattan... y créeme... eso es muy difícil! :D
    Por favor sube más pronto! :D
    Te sigo en este también ¿ok?
    Cuídate!
    Besos! :D

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  3. Me ha encantado, te sigo sigue asi por favor

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  4. ¡ Es geniiiiiiiiiiiiiiiiiiiial ! me recuerda a Memorias de Idhún pero con un toque personal tuyo, desde luego con solo este capítulo puedo decirte que me gusta muchísimo más que Mi vida en Manahttan a mi también :)
    Un beso, te sigo :D

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  5. me gusta me intrigaa coninuaaa jeje te sigo me sigues?
    http://www.unalagrimaenelcorazon.blogspot.com/

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  6. Quee intrigaaa, :) Me gusta muchísimo! Te sigo me sigues?
    Si sacas el segundo capitulo avisame porfa ^^
    Un beeesin (K)

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  7. Lo primero, te aviso que he intentado darle al botón de "Quiero mas!" unas 7 u ocho veces porque me encanta xD

    avísame cuando subas el siguiente ^^ porque ya me has enganchado desde la primera palabra jeje

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  8. María! Perdona q haya tardado casi una semana en pasarme pero esq estoy de examenes hasta donde e_e
    Me encantó el capítulo! Espero que subas pronto el siguiente de verdad^^
    Un beso!
    Ah y ahora me tendrás en ascuas e_e' avisame please^^

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  9. Me encanta, está super bien escrito, atrapa desde la primera palabra hasta la última.. Quizás te falte algún toque descriptivo, pero se nota que tienes fluidez, y que esto se te da bien :)

    Un besito, y espera poder seguirte como debe:
    Sondra (Laura).

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  10. Geniaal!! Estoy intrigadísima!! Voy a por el siguiente! Sigue así! Muchísimos ánimos! Un besito!

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  11. Hala que bien está... :)
    Un saludo desde Al despertar ;)

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  12. Te felicito!!! Es una novela que te súper atrapa desde el principio. Te sigo, espero que tenga final ^^ Sino me voy a quedar con las ganas.
    Te invito a que visites mi blog
    http://maristherm.blogspot.com
    Un beso

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  13. Acabo de empezar tu historia y me parece realmente genial voy a seguir leyendo que esta verdaderamente interesante, te sigo :)

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  14. Buaaaa! Es un primer capítulo genial! Me ha gustado un montón y excepto alguna falta sin importancia, escribes GENIAL!
    Pásate también por mi blog: http://hechizossamira.blogspot.com.es/

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