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viernes, 16 de diciembre de 2011

Capítulo 4

Me dolía la cabeza, mucho, bastante. No sabía si era por el silencio, los problemas o que, simplemente, me dolía la cabeza sin más. Echaba de  menos a mi hermana, a la pesada de mi hermana. Me extrañé pero era verdad. Echaba de menos el aburrido pueblo con su amodorrante calor, las tardes tumbada sin moverme, en el ordenador o en la piscina. La piscina pública que siempre había detestado me parecía el mejor lugar del mundo comparado con eso.
-¿En qué piensas?-me preguntó Pablo.
-En la piscina.
Se me quedó mirando. Debía de estar pensando que era muy rara. Sonreí.
-Yo también pensaba en la piscina-confesó.
-Está demostrado, debemos estar juntos porque somos igual de raritos.
-No somos raros, somos de edición especial-exclamó riendo.
-Mataba por ir a una fiesta de pueblo. ¿No nos las perderemos, verdad?-pregunté repentinamente asustada.
-No lo sé-dijo quedándose serio.
Habría pagado por saber en que pensaba.
-¿Qué es eso?-exclamé observando algo que emergía de la maleza.
Ya estaba a punto de echar a correr cuando Pablo me sujetó el brazo.
-Tranquila, es un cartel, creo-se acercó.
Lo seguí a una distancia prudencial. Sí, era un cartel. De madera, la inscripción apenas se leía de lo gastado que estaba. Desde luego, estos no se preocupaban mucho por las comunicaciones entre lugares.
-Esto debe de haber sido una antigua senda.
-Sí, el problema es que no sé de donde.
-¿Es peligroso?
-Aquí todo es peligroso para nosotros. Esto debería haber sido sólo bosque, nada de carteles, caminos ni nada por el estilo.
Se acercó más y acarició las letras con su mano derecha. Con la izquierda me hizo un gesto para que me situara a su lado.
-Layndeian.¿Qué pone más abajo?
-Cadebah-dijo en un susurro.
-No me suena de nada.
Por su expresión, comprendí que a él si le sonaba. Y de mucho.
-¿Vamos ahí, no?
Asintió.
-Necesitamos un plan.
-¿Estamos cerca?-pregunté. No quería ver gente con el pelo azul o verde, aunque fueran teñidos.
-No pero tampoco tan lejos.
-¿Porqué no descansamos un rato?-propuse.
Aceptó.
Me senté sobre una piedra, las había por todos los lados. Eran casi más abundantes que los árboles. Pablo me imitó, sentándose en frente.
-Una vez fui a un campamento de boys scouts.
Me reí.
-¿Vendías galletitas?
-No, caminábamos por el bosque, dormíamos en tiendas de campaña, contábamos historias de terror y jugábamos a buscar cosas en los bosques.
-Pues vaya rollo-nunca me gustara la naturaleza. Pablo tenía razón, era una chica de ciudad.
-Una vez me perdí. Tenía siete años. Era casi de noche y me despisté de mis compañeros. Pasé dos horas caminando sin rumbo, tenía frío y había anochecido, cuando un haz de luz proveniente de la linterna de uno de los monitores me alumbró. Me encontró y me llevó de vuelta al campamento. Pero, juraría que cuando estaba en el bosque, algo me había susurrado y observado durante todo el tiempo.
-Eras pequeño y tenías miedo.
-No lo imaginé. Habló de Akyan, Cadebah, Layndeian, Ehia…
-¿Seguro?-pregunté asustada.
Meneó la cabeza afirmativamente.
-Esto me da miedo. A ver si van a ser como Freddy Krueger.
-No creo que lleguen a tanto. Sólo me ha sucedido dos veces.
-Una fue en el campamento ese, ¿y la otra?
-Cuando me enteré de que era el elegido.
Esperé a que hablara pero no dijo una sola palabra.
-Cuéntamelo.
-Pues acababa de hablar contigo por la web cam. Me acosté pero no tenía sueño, estaba extraño, nervioso, expectante-dijo tras pensar las palabras adecuadas-Me hallaba tumbado en la cama, con la luz apagada cuando una voz me susurró, me recitó la profecía, me dijo a donde debía ir y que debía hacer. Noté como una mano depositaba una piedra sobre mi almohada. Para cuando encendí la luz, en la habitación no había nadie más que yo, la piedra y el quedo rumor de unas palabras susurradas. Odín ladraba como loco en el patio.
-Y, ¿era alguien de los buenos o de los malos?-pregunté, impresionada por su valentía. Si me hubiera pasado eso, ya habría llamado a la policía, la guardia civil, los bomberos y todos los demás servicios públicos habidos y por haber.
-Ni idea, pero prefiero no haberlo averiguado.
-¿Porqué no me lo contaste cuando te sucedió?
-Porque ni yo mismo me lo creía, ibas a pensar que estaba loco.
-Ya lo pensaba, así que, tranquilo-reí.
Se levantó, lo seguí por la maleza. Saqué el móvil. No tenía ninguna llamada ni mensaje. ¿De quién los iba a tener? En un momento de inspiración, se me ocurrió encender el bluetooth. Apareció un dispositivo.
-¿Tienes el bluetooth activado?
-Creo que no-comprobó el teléfono-No.
Le mostré la pantalla.
-¿Quién tiene un móvil por aquí?-pregunté con miedo.
Cogió el móvil con velocidad.
-Debe de haber un error-exclamó, dándole a actualizar.
Pero el dispositivo continuó ahí, fijo, sin moverse, parpadeando en color azul.
-Iré a ver que es-dijo siguiendo el rumbo.
-Espérame. Yo no me quedo aquí sola ni de broma.
Me indicó, colocándose un dedo sobre los labios, que guardase silencio. Obedecí y lo seguí. De vez en cuando, se detenía a actualizar y acercarse más al dispositivo.
Se agachó entre la maleza, metió la mano bajo un arbusto y sacó un teléfono móvil negro. Con un teclado deslizable y con el bluetooth encendido.
-¿Qué hace eso ahí?
-Ni idea.
Será del anterior elegido, pensé pero no lo dije.
-Si todavía tiene batería, lleva ahí poco tiempo.
Me dio la razón.
-Vámonos-urgió.
-¿No era que nadie sabía de este lugar?-pregunté.
-Eso pensaba. Pero parece que nos han adelantado.
Caminó con velocidad, a grandes zancadas, alejándose del lugar, todavía con el móvil en la mano.
-Espera, ¿y si él que lo perdió se da cuenta y viene a buscarlo? Sabrá que estamos aquí.
-Mala suerte.
-Déjamelo un momento.
Miré la agenda del teléfono, un montón de nombres, no reconocí ninguno. Examiné las fotos, un chico y una chica jóvenes y sonrientes.
-Mira-le enseñé-Uno de ellos debía ser el dueño-dije mientras seguía examinando las fotos.
Reconocí uno de los lugares donde se tomara una de las fotos.
-Esta es la fuente de la plaza-señalé el fondo, el paisaje.
Asintió.
-Esto me empieza a asustar-murmuré.
-Apaga ese teléfono-ordenó-Y hagamos lo mismo con los nuestros, podrían delatar nuestra posición.
Obedecí y me guardé el móvil encontrado junto con el mío aunque antes, le cambié el pin.
-Delatar nuestra posición, suena a juego de guerra.
-Las guerras no son un juego.
-Pero hay gente que se las toma como eso, un juego en el que se puede dar marcha atrás.
Asintió.
Me detuve en seco. Me dolía un costado y me costaba respirar.
-¿Estás bien?-preguntó mirando mi colorada cara.
-No…-contesté.
De pequeña había tenido asma, y, cuando a veces me esforzaba, me daban ataques y no era capaz de respirar. En esas ocasiones usaba el inhalador. Pero no lo tenía.
Me apoyé en un árbol, cerré los ojos y traté de calmarme, respiré lentamente. Se acercó a mí con rapidez.
-¿Qué hago?-preguntó.
Si esperaba que yo contestase…
Notaba su nerviosismo. Al cabo de unos minutos, conseguí hablar.
-Estoy mejor. No te preocupes.
Esperó en silencio a mi lado hasta que le dije que podíamos irnos.
-No, mejor esperamos más…
-Vámonos, ya estoy bien.
-Pero…
-Hazme caso, aunque esté tres horas aquí sin moverme, no va a cambiar nada.
-Caminaré más despacio-asintió, preocupado.
Sentí como recuperaba las fuerzas. Pablo caminaba muy despacio.
-Puedes andar más rápido que no va a pasar nada.
Pero siguió a su ritmo, girándose cada poco tiempo a mirarme. Yo le sonreía, demostrándole que me encontraba bien. Aunque, en el fondo, rezaba porque no volviese a suceder. No sabría que podría pasar sin el inhalador y no creía que hubiera una farmacia donde comprar uno. Tal vez encontrara uno sin estrenar en una caja, de ese lugar me esperaba cualquier cosa.

6 comentarios:

  1. ¡¡GENIAL!! Como siempre, cada vez se pone mas interesante esto wiii xD ¿De quién será el móvil?
    Espero el siguiente capítulo con ansia :)
    un besoo

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  2. ¡¡Capítulo perfecto!! *---*
    Ojalá subas pronto ;)
    ¡Me encanta!! :D

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  3. Jolín tía, me tienes enganchadísima!
    Espero que subas pronto tengo unas ganas terribles de devorar el siguiente :)
    Sigue escribiendo textos tan magníficos :)
    Esta historia promete y muucho!
    unbesito ^^

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  4. Estoy deseando que lleguen a la "civilización" para poder saber más de ese mundo. Y Noah y Pablo son tan graciosos. *.*
    ¡Espero el próximo!

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  5. Muy bonitas tus narrativas María,
    estos días entrañables en los que compartimos alegrías con los familiares y amigos, deseo pases unas felices fiestas.
    un abrazo.

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  6. María! Me ha gustado mucho el capitulo :3 la historia engancha un montón, se te da genial hacerlo :P
    Espero con impaciencia el pronto:)
    Un beso cielo^^

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