Seguidores

domingo, 22 de abril de 2012

Capítulo 29




El camino era largo y poco transitable pero llegó un momento en que los árboles fueron menos abundantes y espesos, había marcas de cascos de caballos y la hierba no estaba demasiado salvaje. Miré a Arturo que me devolvió la mirada. Asintió, comprendiendo. Desmontamos del caballo.
-¿Qué hacemos?-pregunté en voz baja por temor a que hubiera alguien en los alrededores.
-No lo sé-respondió.
-Tendremos que acercarnos a alguna de esas casas-ya se adivinaban tras los árboles los primeros rastros de civilización.
-Sí, pero hay que tener mucho cuidado. O si no todo esto habrá sido inútil.
Asentí.
-¿Qué hacemos con él?-señalé a Bucéfalo que miraba hacia todos los lados, tal vez reconociendo el lugar.
-Atémoslo aquí-señaló un árbol.
Le tendí las riendas y lo ató, con firmeza.
-No hagas ruido-le advertí, haciéndole una caricia en el morro a modo de despedida.
Fuimos acercándonos despacio, mirando en todas direcciones que no hubiera  nadie cerca. El corazón me latía, desbocado. Estaba cerca, lo intuía. Arturo se ocultó tras un árbol y luego se asomó. Comprobó otra vez que no hubiera nadie y avanzó un par de pasos más, a continuación, se detuvo a esperarme.
-Debemos ir con cuidado. Hay unos metros hasta la casa más cercana. Tendremos que correr, luego nos ocultaremos detrás y miraremos por la ventana a ver que hay-susurró.
-¿Y después?-pregunté, también en un susurro.
Se encogió de hombros.
-Improvisaremos.
Asentí. Echó a correr con agilidad hacia la casa. Respiré hondo y lo seguí a apenas unos centímetros. Corría rápido y con decisión. Llegamos a la parte trasera de la casa y nos detuvimos. Jadeé bajo. Era un edificio de forma cuadrada, construido con grandes piedras. Tenía dos pisos de altura, las ventanas de madera y cristal, las puertas robustas. Me dio un golpe con un brazo, llamándome la atención. Asentí y, nos acuclillamos. Fuimos reptando hasta llegar a la repisa de la ventana.
-A la de tres-susurró en mi oído.
Asentí. Cerré los ojos un momento. Nos lo jugábamos todo.
Con la mano derecha comenzó a levantar los dedos de la mano derecha.
Uno.
Parpadeo.
Dos.
Parpadeo.
Tres.
Me levanté, velozmente, como si Arturo hubiera disparado una pistola de bengalas. Me apoyé en el repecho de la ventana y miré. Una estancia, más o menos normal. Muebles de madera, nadie en su interior. Dirigí la vista a Arturo. Tiró de mí, apartándome de la ventana.
-¿Qué se supone qué hacemos ahora?-murmuré.
-Entrar-contestó con resolución sin levantar el tono de voz.
-¿Estás loco? Si nos pillan…
-¿Quieres o no encontrar a Pablo?-cortó.
Asentí.
-¿Por dónde entraremos?
-La ventana-indicó.
Se acercó y la empujó. No cedió. Volvió a hacerlo, esta vez con más fuerza. Siguió haciéndolo hasta que se abrió una rendija. La abrió al completo. Se coló a través de ella con rapidez y agilidad. Dudé un instante pero lo seguí. Me ayudó para que no hiciera ruido al caer sobre el suelo, de madera. Estábamos en una despensa. Llena de armarios repletos de comida: pan, frutos, verduras, carne y pescado en salazón…
Me rugió el estómago. Pero seguimos adelante. Arturo apoyó la oreja en la puerta. Al cabo de unos momentos, abrió la puerta un poco. Miró y la abrió al completo. Se coló. Lo imité. Cerré la puerta con cuidado. Ahora estábamos en una especie de recibidor. Unas escaleras ascendían a  nuestra derecha, había una puerta a nuestra izquierda y delante, una zona circular sin muebles que conducía hacia tres puertas. Miré a Arturo y me acerqué a él para susurrarle:
-Parece que no hay nadie. Tenemos que saber si hay un sótano, si tienen a Pablo estará  ahí.
Asintió.
Se acercó a la puerta de la izquierda. Supongo que no escuchó nada porque la abrió. Era una cocina muy primitiva y no nos detuvimos. Siguió adelante y abrió una de las tres puertas que teníamos en frente. Un baño también primitivo.
-Con más cuidado-susurré.
Se apoyó en la siguiente y la abrió. Era una especie de salón, también vacío.
-Parece que están de vacaciones-observé.
La siguiente habitación era pequeña y sólo había una improvisada herrería. Nos acercamos a las escaleras de madera. Arturo apoyó el pie en el primer escalón que crujió. Maldecí en silencio. Por supuesto que las escaleras tenían que crujir.
Respiró hondo y fue subiendo despacio, tratando de que no crujieran. Lo imité con peor resultado. Llegamos al pasillo. A nuestra derecha había una ventana. Miré a través de ella el bosque por el que habíamos llegado. Nos acercamos a la primera puerta. La abrió con rapidez. Iba a utilizar el factor ``sorpresa´´. No me gustaba la idea. Era un dormitorio. Una cama (oh, una cama, gracias a Dios) una mesilla, una mesa con una silla, unas estanterías y una ventana. Arturo cerró la puerta, desinteresado. A mí me apetecía tumbarme en esa cama. No protesté, teníamos algo más importante entre manos.
La siguiente puerta conducía a otra habitación, que no estaba vacía. Había alguien sentado en la cama. Nos oyó y se giró. Era una niña, si se le podía llamar niña. Tenía el pelo largo y verde (sí, verde y no era una peluca) recogido en una trenza que le caía sobre la espalda. Sus ojos eran azules como el cielo. Llevaba una especie de túnica rosa. Rondaría los cinco años. Arturo entró y cerró la puerta. Se acercó a la niña que nos observaba con sus grandes ojos desmesuradamente abiertos.
-Shhh-susurró posándose un dedo sobre los labios. Me miró-Acércate a ella,  no debe gritar.
-Me voy a acercar a ti-expliqué en voz baja.
No hizo ningún gesto. Di un paso hacia delante, y otro más hasta situarme a su lado.
-No queremos hacerte daño-continué-Sólo buscamos a un amigo nuestro. ¿Me ayudarías?-dije dirigiéndole mi mejor sonrisa.
Asintió.
-Me llamo Noah y él es Arturo. ¿Cómo te llamas tú?
-Yo soy Lésira, pero podéis llamarme Lesi-me respondió, con inocencia.
-Muy bien, Lesi-continué-Nuestro amigo se llama Pablo. Es más alto que yo y más bajo que él. Tiene el pelo oscuro y los ojos verdes. ¿Lo has visto?-pregunté, conteniendo la respiración hasta el momento de su respuesta.
Permaneció unos instantes pensativa.
-Sí, Dhas lo trajo el otro día. Luego, todos gritaron-explicó, asustada-¿Van a volver a gritar?
-No, no, no-me apresuré a decir.
Miré a Arturo que mantenía los brazos cruzados sobre el pecho.
-¿Él está bien?-la pregunta más importante afloró a mis labios.
Ella asintió. Respiré, aliviada.
-Por favor, debes llevarnos a su lado-supliqué.
Ella nos miró y dudó.
-Lesi, por favor, es muy importante-rogué.
-Los mayores han dicho que nadie debe saber que está aquí-dijo.
-Nosotros lo sabemos. Tenemos que ir a su lado-protesté, desesperada-¿Tienes muchos amigos?-pregunté, cambiando radicalmente de tema.
Arturo me miró, mosqueado. Pensaba que teníamos cosas mejores que hacer que interesarnos por los amigos de esa niña.
-Sí-se limitó a decir.
-Pues Pablo sólo nos tiene a nosotros-nos señalé-¿No crees que se pondría muy triste si está el solo?
La niña lo meditó un momento y luego asintió.
-¿A qué no quieres que se ponga triste?
Negó con la  cabeza.
-Por eso debes llevarnos a su lado-dije.
Ella asintió. Como movida por un resorte se levantó de la cama y se acercó a la puerta. Esquivó a Arturo que se colocó de nuevo delante de ella.
-¿A dónde vas?-dijo.
Ella retrocedió hasta situarse a mi lado, asustada.
-A… a… llevaros-tartamudeó con turbación.
-¡Las has asustado, imbécil!-le grité. Me arrodillé a su lado-No te hará daño. Es un poco bruto y echa de menos a Pablo, sólo es eso-le dije al oído.
Ella asintió sonriente, tal vez compadeciendo a Arturo, y abrió la puerta. La seguimos en silencio. Bajó las escaleras y salió al exterior, por una puerta que no habíamos visto. Miró a su alrededor. Lesi se adelantó unos pasos pero Arturo me retuvo.
-¿Cómo sabemos que no es una trampa?-gruñó.
-Es una niña.
-¿Y qué? Puede traicionarnos.
-No sabe que está pasando. No lo hará-lo tranquilicé, tirando de él.
-Se te dan bien los niños-comentó.
Me encogí de hombros. Lesi nos esperaba en un camino.
-Iremos por aquí, tardaremos más-explicó.
-¿No nos verán?
Negó con la cabeza. La senda se internaba en la maleza. La seguimos hasta un cruce de caminos, donde Lesi giró con decisión a la derecha. A los pocos minutos observamos una casa, similar a la de Lesi. Las ventanas tenían cortinas de tela azul marino. Cuanto más cerca estábamos, mi corazón se aceleraba. Pablo estaba ahí, siendo retenido. Abrió la puerta.
-Están todos arriba.
Asentí. Me sorprendió cuando nos dijo que subiéramos las escaleras.
-Tengo que irme, mi madre llegará del mercado en seguida y si no me ve en casa se enfadará mucho y se lo dirá a papá-explicó.
-¿Pablo está arriba?-inquirí.
Asintió y se marcho, corriendo.
-Esperemos que tenga razón…-gruñó Arturo.
Subí las escaleras, que no crujieron para mi alivio. Una puerta se abrió y sonó un grito de sorpresa. Retrocedí, tropezando con Arturo y casi tirándolo.
-¡¡Aquí!!-gritó alguien.
Las demás puertas de abrieron, dejando paso a gente con pelo azul, verde, morado… Alguien me agarró y también a Arturo.
-¿Ves? ¡Tenías que haberme hecho caso!-gruñó, tratando de librarse de las manos que lo aferraban.
-¡Parad!-gritó una voz conocida.
Alcé la vista y, en el umbral de una puerta, estaba Pablo, tan tranquilo.
Todos lo miraron, aflojando la presión.
-¿Los conoces?-inquirió una voz con una nota de respeto.
Asintió.
-Son mis amigos-explicó.
Nos soltaron. No supe muy bien que hacer, si subir, quedarme donde estaba… Pero Pablo se me adelantó. Bajó las escaleras, esquivando a todos y se acercó.
-Estás bien-suspiré.
-Estáis bien-suspiró al mismo tiempo que yo.
Reímos. No era capaz de concentrarme con tanta gente mirando.
-¡Todos a lo que estabais!-ordenó,una voz femenina, acostumbrada al mandato-Debemos hablar.
Pablo asintió.


5 comentarios:

  1. Me a encantado la niña que mona ^^ (Sí, en lo que me fijo xDD). Me alegro de que le encontraran y de que esté bien, es mi Pablo jaja

    ResponderEliminar
  2. Esta vez toca comentario cortito que no tengo tiempo que sino... me prohibían los comentarios xDD
    Eres una muy mala persona...COMO NOS PUEDES DEJAR CON LA INTRIGA DE QUIEN ES TODA ESA GENTE!!
    Pero me has animado...hay gente como yo hay! :`) (Yo tengo una mecha morada en el pelo xD)me siento identificada :DD
    Besos y espero el siguiente :)

    ResponderEliminar
  3. OMG !!! No lo puedes dejar asi , esta demasiado bueno casi me desmallo con el final , y no miento , esta demasiado bueno !!! hace tiempo que no leia una histoia tan buena , pero porfavor sigue que me dejaste coladita ( si esa es la exprecion ) !!!

    ResponderEliminar
  4. Oh rayos! jaja me tienes loca mujer, loca¡
    menos mal ya lo encontraron y yestaba bien :D *suspira, aliviada* jaja sabes? me lo imaginaba herido, sangrando encadenado a una húmeda pared o algo así... me asusté, juro que lo hice
    pero si bien sabes crear suspenso también sabes crear alivio chica ;) el capi me ha encantado (menos mal y no me lo perdí :D)
    ten por seguro que estaré aquí cuando publiques el próximo capi :D
    nos leemos!
    att
    withney
    soul-littlecorner.BS.com

    ResponderEliminar
  5. Me ha encantado! ¿quién será toda esa gente tan peculiar? ¿y cómo es que obedecen a pablo? o.o imaginaba que le habían hecho cualquier cosa mala, pero me alegro de que esté bien =D publica el siguiente pronto!!

    http://leyendasveladas.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar

¡Hola! Alguien que se acuerda de comentar y hacerme feliz :) ¡¡Recuerda confirmar que no eres un robot!! xD
PD: Agradeceré tu comentario mientras no sea spam.