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sábado, 22 de septiembre de 2012

Capítulo 6


Me levanté casi a medio día. Me sorprendió haber sido capaz de dormir tanto. Me restregué los ojos y fui al baño. Tras asearme, bajé a la cocina. Estaba vacía. Me serví un vaso de agua y lo vacié  en apenas un segundo. Comí un trozo de pan y volví a mi habitación. La única cama deshecha era la mía, por supuesto. Me dediqué a mirar por la ventana, con la mente vacía, hasta que alguien  me sobresaltó, carraspeando.
-¿Noah? ¿Podemos hablar?-era Arturo.
-Claro, ahora no estaba haciendo…-me detuve, repentinamente avergonzada.
-Ayer, lo dejaste-parecía realmente sorprendido.
Me aparté el pelo de los ojos.
-Sí, pensé bastante en lo que habíamos hablado y no podía seguir así.
-Lo comprendo. Le has hecho mucho daño-suspiró.
-Lo siento. No era mi intención.
-Yo lo sé. Pero él no, no lo comprende. Con el tiempo, lo hará.
-¿Habló ayer contigo, verdad?
-Sí, vino después de cenar. No estuvisteis en la cena y pensé…que algo por el estilo había sucedido. Estuvimos mucho rato hablando. Siento que todo haya terminado así. Él…te quería muchísimo, Noah. Más de lo que piensas.
-¿Has venido aquí a torturarme?-le grité-Si es así, ya puedes largarte. ¿Crees que no me ha costado dejarlo? ¡Llevábamos juntos tres años! Una relación así no se rompe a la primera-me desahogue con él.
-Lo sé. No quería hacerte sufrir más. Solo quería que supieras que estoy aquí para lo que haga falta.
-¿No le molestará?-pregunté, tras unos segundos.
-¿Molestar? ¿A quién?-se mostró confuso.
-A Pablo.
-No creo. Soy amigo de los dos, puedo apoyaros a los dos.
-Gracias, supongo.
Me sonrió.
-Ah, también quería decirte que él está nervioso por todo lo que está pasando y necesita tu apoyo. Aunque ya no sea de la misma manera que antes.
Asentí.
Había sido un mal momento. Pero yo no podía esperar más.
-Creo que intentaré tratarlo como a un amigo, por difícil que sea. No quiero que piense que nos  hemos perdido en todos los sentidos.
-He intentado decirle que, aunque lo hayas dejado, sigues estando ahí para lo que necesite y que te sigue importando, pero no ha querido escucharme.
-No lo culpo-suspiré-¿Sabes dónde estuvo ayer por la  noche?
-Sí, en sesión psiquiátrica conmigo. Me he enterado de muchos secretos vuestros-me guiñó un ojo, bromista.
Me mordí el labio inferior, tratando de descifrar cuanto había de verdad en sus palabras.
-No te preocupes, no me contó tanto…-se esforzó por tranquilizarme.
Sacudí la mano en un claro gesto de aburrimiento.
-Ayer estuvimos hablando un poco con Rewth y Aklenk. Creo que deberíamos ir todos a verlos otra vez, por el tema del entrenamiento si hay que luchar…
-¿De verdad vamos a llegar tan pronto a esos extremos?-lo interrumpí.
-Mejor prevenir que curar.
-Está bien-acepté-¿Cuándo iríamos?
-Nos dijeron que cuanto antes, mejor. Si quieres, hoy mismo.
-¿En un rato?
-Sí, hablaré con Pablo.
Me quedé esperando en mi habitación hasta que aparecieron en la puerta. Pablo estaba detrás de Arturo, me pareció que trataba de pasar desapercibido. Tenía el pelo revuelto y la cabeza gacha. Salí y ni siquiera me miró.
Me dolía su actitud. ¿Habría preferido vivir engañado?
Salimos al exterior y yo me acerqué a él.
-Pablo, quería…-comencé, en apenas un susurro.
Él se alejó, como si creyera que podría contagiarle la peste. No intenté volver a acercarme. No quería agobiarlo. Sólo quería que me perdonara. Me esforzaría por alejarme de él. Y entonces, me di cuenta de que lo echaba de menos. Muchísimo. Suspiré. Tal vez sí que me hubiera precipitado.
Arturo me miró de soslayo.
En cuanto llegamos a la aldea, ascendimos por una calle hacia la derecha. Caminamos durante apenas diez minutos y volvimos a girar un par de veces a la izquierda. De repente, Arturo se detuvo. Estábamos delante de una casa enorme. Tenía un vallado de madera, cercándola. Entramos.
-Están en la parte de atrás-nos indicó.
Ni Pablo ni yo respondimos.
Lo miré durante unos segundos. No había hablado en todo el camino. Me mordí el labio inferior.
Tras la casa, había una especie de cobertizo, más pequeño. Arturo golpeó la puerta con los nudillos y esta se abrió, pasados unos instantes.
-¡Hola!-nos saludó alegremente Rewth-¿Habéis venido a entrenar?
Asentimos.
-Id para allí-nos indicó a la derecha.
El suelo de tierra, estaba vacío. Mientras nos acercábamos contemplé que había una especie de estacas clavadas en el suelo. De cerca, comprobé que eran palos, llenos de arañazos y marcas. Los observé, sospechando.
Al cabo de unos minutos, Rewth apareció, cargado hasta arriba de ¿espadas?
-¿En serio?-pregunté en voz alta.
Nadie me contestó.
-No sé si alguna vez habéis usado ya las espadas-lo miré fijamente, escéptica-Parece que no-murmuró, dejándolas en el suelo-Será mejor que hoy empecemos despacio. Yo llevo años manejando…
-No nos cuentes tu vida-interrumpí, arisca-Hemos venido a que nos enseñes, no a que nos recites tu biografía.
Enrojeció hasta las cejas y consiguió que me arrepintiera ligeramente de mis palabras. En realidad, no quería ser tan borde.
-Esto…¿Sois diestros?-nos preguntó, todavía rojo.
Asentimos.
-Las manejaréis con la mano derecha, entonces. Hay bastantes técnicas pero, por ahora, nos centraremos en lo básico. Coged una. Os recomiendo una ligera para comenzar-se encogió de hombros al ver que Arturo levantaba la más pesada como si fuera una pluma.
Yo me quedé ligeramente rezagada. Los aceros desprendían brillos ante el implacable sol. Levanté una y bajé la mano.
-Coge esta-me dio una Rewth, sujetando la que yo cogiera.
El mando era estrecho y la hoja, larga y afilada.
-Oye, perdóname lo de antes pero es que no estoy de muy buen humor-le sonreí.
En vez de mandarme a freír patatas (la reacción más común y lógica, y que realmente esperaba) me devolvió la sonrisa y sacudió la cabeza.
-No pasa nada. Nunca he dado clases a novatos y no sé muy bien como hacerlo. Es culpa mía.
Al instante, supe que nos llevaríamos bien.
-Tenéis que estar un poco familiarizados a sujetarla firmemente. Girad la muñeca mientras la sujetáis.
No nos movimos.
-¡Venga!-ordenó.
Asentimos y comenzamos. Casi me cae la espada en un pie, si no fuera porque Pablo, que se hallaba a mi derecha, la sujetó con la mano izquierda, impidiendo que me hiciera daño.
-Ten más cuidado-masculló.
No le di las gracias. No me sentía con ánimos.
-No gires tan rápido, Arturo-explicó Rewth-Así, más despacio-aprobó, con ojo crítico.
Apenas se detuvo un segundo en Pablo, que lo hacía a la perfección y se acercó a mí.
-Sujétala con fuerza. Bien.
Tras unos segundos, volvió a hablar, en tono amistoso.
-Casi no recuerdo como me enseñaron a mí-rió, rascándose la cabeza-Os haré una pequeña demostración.
Se acercó al lugar donde todavía había tres espadas y recogió una.
-Tenéis que colocar los pies de esta forma-nos enseñó-Practicad un poco.
Y así continuamos durante toda la tarde. Nos enseñó posturas básicas y maneras de sujetar la espada. No llegamos a practicar ataques ni defensas.
-Creo que ya llega por hoy. ¿Cuándo volveréis?
-¿Mañana?-preguntó Arturo, ansioso.
-Cuando queráis. Podéis venir de uno en uno o alguno dar más ``lecciones´´. A mí me da igual.
Habíamos dejado las espadas donde antes y estábamos disfrutando de la suave brisa. Estaba agotada. Me dolían los brazos horrores de sostener la espada.
-¡Adiós!-nos despedimos ya fuera.
Pablo aceleró y yo traté de alcanzarlo pero Arturo me detuvo, sujetándome el brazo.
-Déjalo. No se le va a pasar fácilmente y es peor que andes tanto detrás suya, solo conseguirás enfadarlo más.
-Tienes razón.
-¿Te ha gustado la clase?-cambió de tema.
Me encogió de hombros.
-No ha estado tan mal. Rewth me cae bien.
-Estoy deseando que nos enseñe ataques-sus ojos relucían al decirlo.
-No lo dudo-susurré.
-Y esas espadas…-se detuvo, suspirando.
Sonreí. Nunca lo había visto tan entusiasmado con algo.
-Noah-me llamó tras unos segundos.
-¿Qué?-me giré para mirarlo.
-No sé si es el momento más adecuado para decírtelo…-parecía hablar consigo mismo.
Fuera lo que fuera, prefería que me lo dijera cuanto antes.
-Suéltalo ya-suspiré.
-No era nada-meneó la mano en un gesto.
Me paré en seco.
-Dilo-lo dije en un tono más serio de lo que pretendía pero surtió efecto.
-Tenemos que hablar sobre… mis sentimientos.
-¿En serio? ¿Crees que ahora mismo estoy para preocuparme por tus cosas?-me parecía terriblemente egoísta, pero no me sentía con ánimos de aconsejarlo-Cuéntaselo a Pablo, te ayudará más que yo.
Se quedó totalmente de piedra y una expresión de abatimiento cubrió su rostro. Estaba a punto de disculparme y decirle que me lo contara cuando habló.
-Es algo que no le puedo decir a Pablo. Debemos saberlo tú y yo solamente.
Me encogí de hombros, tratando de ocultar mi creciente inquietud.
-He empezado a sentir algo por una chica.
-Y es Valeria, no me digas más-me burlé.
-No, no es ella-respiró tan hondo que pensé que se estaba asfixiando. Lo miré, preocupada-Eres tú.
Me reí. ¡Qué broma más buena! Me detuve tras unos segundos, al ver que él no reía, si no que parecía entristecido.
-Ah, ¿qué no es una broma?-parpadeé repetidas veces, sin disimular mi sorpresa e incredulidad.
-No, no lo es. ¿De verdad crees que bromearía con algo así en estos momentos?-parecía dolido.
-¿Porqué me dices esto justo ahora?-me enfadé-¡Eres estúpido! ¿Te pensabas que por haber dejado a Pablo iba a salir contigo?-le grité.
-Noah, no te lo he dicho por eso…-suspiró.
Empecé a caminar rápidamente, a trompicones.
-Espera-me retuvo del brazo.
-Suéltame ahora mismo-ordené, con una nota de furia contenida en la voz.
Me dejó libre inmediatamente.
-Créeme, no pretendo aprovecharme de ti. Jamás lo haría-me miró, muy seriamente-¿Me crees?
Me encogí de hombros, evitando contestar.
-Por favor, ahora mismo no siento ganas de hablar… Y, creo que nunca podré, nunca podré…-cerré los ojos, en busca de fuerzas para volver a hablar-Nunca podré volver a enamorarme-me dolió decírselo así, pero no quería mentirle.
-Pasará-me aseguró.
-¡No, no pasará!-me enfurecí-¿Tú que sabes de lo que estoy hablando? Y, aunque me enamorara ¿qué? ¡Podría volver a hacer lo mismo! No te engañes, todo esto es culpa mía. Completamente.
-No es culpa tuya-me habló con suavidad y delicadeza.
-Él no quería romper, fui yo. ¡A ver si te entra en la cabeza!
-Sé perfectamente lo que ocurrió. ¿Pretendes disuadirme? No vas a conseguirlo, ya soy mayorcito. Más que tú, concretamente.
-Arturo, déjame en paz-musité con desgana.
Sacudió la cabeza.
-Eres la persona más cabezota de la Tierra y de Layndeian…-oí que refunfuñaba mientras yo  me alejaba.
En cualquier otro momento, hubiera sonreído.
Casi corrí hacia casa. Entré y cerré de un portazo. Subí a mi habitación y me encontré a Pablo. Justo lo que necesitaba, pensé, llena de ironía.
-He venido a recoger mis cosas-señaló la mochila-Tendrás la habitación para ti sola-me dirigió una mirada de soslayo.
-Si quieres, puedes quedarte tú aquí y yo…
-No, gracias-me interrumpió.
Cuando pasó por mi lado, le rocé el brazo. Pareció que una descarga eléctrica recorría todo mi cuerpo durante esos instantes. Y me di cuenta de cuanto lo añoraba. Echaba de menos sus palabras cariñosas y bromistas, sus miradas, sus besos, sus caricias… Echaba de menos todo de él. Suspiré. Quería hablar con él, aunque solo me dirigiera palabras ligeramente hostiles. Por un momento, me olvidé de Arturo y su confesión, el entrenamiento, la guerra… y solo tuve pensamientos para Pablo.
-¡Espera!-mi tono de voz denotaba urgencia-Será solo un segundo-afirmé en cuanto se detuvo.
¿Qué quería decirle? ¿Qué lo necesitaba? Sólo serviría para empeorar la situación.
-Perdóname-susurré.
Meneó la cabeza en un gesto de enfado.
-Por favor, necesito saber que lo harás-insistí.
Estuvo lo que me pareció una eternidad en silencio, mirándome fijamente. Yo mantuve la vista clavada en el suelo.
-¿Sabes lo peor de todo?-habló con infinito cansancio-Que no soy capaz de odiarte. En el momento me sentí traicionado, dolido, herido…-explicó-Pero, según va pasando el tiempo, dejo de sentir. Sólo sé que te echo de menos-murmuró, sus ojos verdes relucían, húmedos-Sigo queriéndote como antes.
-Oh…-susurré, impresionada. Me había dejado de palabras-Yo también te echo de menos.
Sonrió débilmente.
-Búscate alguien mejor, eso sí puedes hacerlo-no había reproche en su voz.
-Oye, no digas eso-le pedí-Tú eres genial tal y como eres-lo miré de arriba abajo.
-Por eso me has dejado-su voz destilaba amargura e ironía.
-No tiene nada de ver como seas a lo que yo sienta-me exasperé. Me parecía que se lo había repetido más de un centenar de veces-No quiero que te sientas mal por mi culpa, no dejes nunca de creer en ti mismo.
-Solo quiero que seas feliz-me dijo.
Sonreí, insegura.
-Si necesitases algo y yo pudiese ayudarte, no dudarías en decírmelo ¿verdad?
Asentí con la cabeza.
Salió de la habitación sin gastar más palabras. Él era tan buena persona, tan amable, tan dispuesto a ayudar a quien lo necesitara… Y yo lo había herido sin detenerme a pensar en las consecuencias. Era culpa mía.
Reflexioné sobre sus palabras. Yo también quería que él fuera feliz. ¿Podía ayudarle de algún modo? Algo podría hacer…
Sin darme cuenta, me había quedado mirando a la puerta, por delante de la que pasó Valeria.
Un clavo saca a otro clavo. Un clavo saca a otro… ¡Tenía que conseguir que Pablo se olvidase de mí y fuera feliz con Valeria! ¿Hasta que punto era verdad ese refrán? Debía intentarlo, merecía la pena.
Pero, ¿debía aplicarme el cuento? Y no era solo eso, era que no sentía nada hacia él. No pensaba engañarme, ni engañarlo a él.
Me senté sobre la cama. Lo primero era idear un acercamiento. ¿Podía cotar con Valeria? Prefería no contarle nada de momento, sería capaz de buscarme más problemas de los que ya tenía. Cerré los ojos durante unos instantes…

***
Estaba en una playa, enorme. La arena era fina, suave al tacto. Enterré mis pies descalzos en ella. El mar susurraba sus canciones en forma de olas. Lo observé. Quería averiguar si me reflejaría en ese inmenso espejo de manso líquido color turquesa.
Arrastré los pies hasta la orilla y dejé que la fría agua los rozara suavemente. Los rayos del sol me acariciaban. La suave brisa movía constantemente mis cabellos. Giré la cabeza rápidamente a mi derecha al percibir un fugaz movimiento, pero no creía que fuera a sucederme nada malo, me sentía tranquila y protegida.
Una figura apareció a mi lado. No me molesté en mirarla, estaba demasiado acostumbrada a su presencia. Apoyó una mano en mi hombro y, sin saber porqué, supe que estaba sonriendo.
-Hacía mucho que no íbamos a la playa-le dije.
-Muchas cosas han cambiado desde entonces.
Asentí.
Él comenzó a caminar, alejándose.
-¿A dónde vas?-le grité, repentinamente preocupada por quedarme completamente sola.
Se giró y me sonrió, pero continuó alejándose, con un andar decidido y firme, que pocas veces había utilizado desde que yo lo conocía.
En seguida, otra figura lo reemplazó.
El joven que se colocó a mi lado, tenía el pelo y los ojos castaños.
Yo, lo ignoraba, incapaz de separar los ojos de Pablo, solo una mancha en el horizonte.
-Noah, debes olvidarlo y…-decía, mientras colocaba una mano sobre mis hombros.
-¡Déjame en paz!-le gritaba yo, desasiéndome de su contacto y alejándome a la carrera.
El mar, a mis espaldas, cada vez estaba más lejos. Escuchaba tenuemente su murmullo. No me detuve, la figura de Pablo apenas era visible en la lejanía.
-¡Espera, por favor!-rogué.
No me escuchó y yo seguí corriendo, ignorando el dolor que comenzaba a instalarse en mi pecho. O tal vez en mi corazón.
La arena de la playa desaparecía de repente, dando paso a un abrupto y espeso bosque. Miré a mi alrededor, confusa. ¿Cómo había llegado a aquel lugar? No podía detenerme. Tenía que seguir a…
Un ruido me sobresaltó. Me giré sobre mi misma, con más rapidez y agilidad de las que pensaba que poseía. Un animal me miraba fijamente, con sus pupilas amarillas y felinas clavadas en mí, analizándome, esperando a que me moviera para saltar. Di un paso atrás, tropezando. Su pelaje negro relució cuando se movió para perseguirme. Eché a correr, sin perder un solo momento. Con los pies descalzos, tropezaba con zarzas y ramas, pero eso no consiguió detenerme. Me pareció que los árboles se volvían menos densos a mi derecha, eso me daría una oportunidad de escapar. Corría hacia allí lo más velozmente que pude.
Escuchaba las zarpas de la pantera golpear el suelo, apenas unos metros por detrás de mí. Podía ver el claro que me había llamado la atención para cuando tropecé. En vez de recuperar el control y seguir corriendo, caí de bruces contra el suelo. Me giré, torpemente, mas ya era demasiado tarde. La pantera estaba casi encima ya… Podía sentir sus colmillos rozar mi piel, su aliento cálido, sus ojos voraces… Un grito brotó de mi garganta.

6 comentarios:

  1. SÍIIIIIIIIIIIII, LO SABÍIIIIIIIAAAAAAAAAAAA ^^ DIOS, ME HE PUESTO A GRITAR CON LO DE ARTURO :33333333
    Me encanta, María, ME-EN-CAN-TA :DD
    Y pobre Pablo... aunque me sigue pareciendo un poquito tonto, siento mucha pena por él :(
    Lo del final es un sueño, ¿verdad? Es muy interesante... ¡Jo, qué ganas de leer más! :3

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  2. ARTURO! COMO HAS PODIDO ;-;
    Maldita Noah *medidor de odio a Noah explotando por exceso* me quita al novio y encima lo rechaza e.e
    Ea po ahora me quedo con Pablo ;P
    Bueno, me da igual también... Arturo me seguirá esperando en mi cama... Lo tengo maniatado en ella wajajaja *risa de emparanoyada (no me preguntes cual es por que no lo sé xD)*
    El sueño fue tan ohh (no pienses mal, es mi manera de expresar la carita *O* xD)
    Esa era una señal Noah, tu hazme caso, tu debes de ser el segundo clavo de Pablo xD (manera sutil de dejarte claro que dejes a Arturo de una vez, por si no lo pillas e.e)
    Espero el siguiente, aunque ahora no te amenazaré si tardas, porque con el instituto... no hay derecho a quejarse e.e
    Besooos <3

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  3. Me encanta, me encanta, me encantaaaa!:D
    Ya sé que te dije que el anterior era pfff, el mejor que había leído, pero este...:D me gusta todavía más^^ Te vas superando con cada capítulo & mira que es difícil...;D
    Espero que subas el siguiente pronto;) Un beeso!

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  4. Como nos dejas asi? Eres mala dejandonos con tanta intriga, espero pronto capitulo. Arturo debias haber esperado a confesarle a Noah lo que sientes, no se entera el chaval. Como noah se quede con Arturo te la veras con nosotras

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  5. PERO ARTURO??? ._. me lo esperaba pero ._.
    AAAG Noah se quedará con pablo, lo siento por él *-*
    Un beso guapa! A ver si traes ya el prooox!!! May R Ayamonte

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  6. Dioss!! Me e qedado asi 0_0 jajajaja me a encantado!! Espero a qe el proximo sea asi o mejor!! Pasate por mi blog y si te gusta sigueme!! www.mundomaritere.blogspot.com

    PD: me e leido tu historia en 2 o 3 dias porque me a encantado, sigue asi!! Besoos :))

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