Y llegamos a un prado con un riachuelo.
-¿Te dejamos humm… a solas?-dijo Pablo.
Asentí y se marcharon tras decir:
-Volveremos en seguida.
Me senté en el suelo. Me lavé y luego decidí esperar. Tarareaba
en voz baja y arrancaba la hierba con la mano. Estaba bastante contenta,
después de mi charla con Pablo. Escuché unas pisadas. Pablo y Arturo, pensé.
-Hola, chicos-dije en voz alta, sin obtener
respuesta.
Levanté la mirada. Al otro lado del arroyo había un…
monstruo. Tenía forma de lobo pero era tan robusto como un oso. Su pelaje era
completamente blanco con una raya desde
la cabeza hasta el rabo de color negro
como la noche. Sus ojos eran afilados y
de color verde intenso. Gruñó bajo, mostrando unos colmillos afilados y
enormes, aterradores. Me levanté rápido y retrocedí, asustada.
-Tranquilo-dije en voz baja.
Levantó las orejas, girándolas hacia mí y gruñó más
alto todavía. Estaba a unos veinte metros. Sus patas eran lo suficientemente
fuertes como, con un par de zancadas, abalanzarse sobre mí. Estaba acorralada.
Si corría, me atraparía. Si me quedaba quieta, me atraparía. No creía que fuera
a cambiar de opinión… Me iba a convertir en hamburguesa de depredador. No era
el mejor final, la verdad. Una sueña con finales algo más románticos. Acabar
hecha carne picada, es un asco. Sentía una sensación extraña, la cercanía de la
muerte con su guadaña. Comenzó a caminar hacia mí, con calma. Di un paso atrás.
Él volvió a avanzar y yo retrocedí. Y así seguimos durante unos metros, en una
última danza mortal. Trataba de no perder el contacto visual. Tal vez si lo
perdía me atacara. Y finalmente, tropecé, cayendo hacia atrás. El lobo-oso
enseñó sus dientes en una malévola sonrisa.
Todo iba a terminar así. Las lágrimas inundaron mis
ojos pero no les permití el paso. Si moría, no lo haría llorando. Podría haber
gritado pero no pensaba arrastrar también a Pablo. Si moría yo, bueno, vale,
que se le iba a hacer… Pero él no, eso desde luego. Sólo deseaba que el bicho
ese se fuera antes de que él volviera. Y que no me viera hecha picadillo,
prefería ahorrarle el espectáculo. Tenía las manos sudorosas, apoyadas en la
hierba. Preparó las patas traseras y tensó su cuerpo. Cerré los ojos un
instante. Te amo, pensé, no lo olvides. Y me mentalicé para sentir su golpe y
sus fauces. Pero no lo sentí y lo miré. Lanzó un aullido y saltó en mi
dirección. Me estremecí y algo me golpeó del lado derecho, alejándome. Ambos
cuerpos caímos con violencia, yo debajo. Oí al oso-lobo emitir un sonido que me
heló y lo escuché correr en nuestra dirección. Abrí los ojos y vi que un cuerpo
me protegía. Una mano me empujó. Temblé. Era incapaz de pensar. Todo iba tan
deprisa. Me costaba comprender que no estaba muerta. El monstruo gimió y lo vi
correr, alejándose tras dirigirme una mirada y un gruñido.
Dejé caer la
cabeza sobre el suelo con el corazón latiéndome frenéticamente. Alguien se me
acercó pero no me moví.
-¿Estás bien?-era la voz de Arturo que sonaba
entrecortada.
Asentí mecánicamente. Me tendió la mano, cálida y
protectora. Se la cogí y me incorporé.
-Todo me dá vueltas-dije a duras penas.
Me incliné y vomité sobre la hierba. Me ayudó a
levantarme y a caminar.
-¿Te ha hecho daño?
Negué con la cabeza, sin fuerzas. De pronto, sentía un
frío helador. Me puso su sudadera sobre
los hombros, la que le devolviera esa misma mañana.
-¿Y Pablo?-inquirí en voz baja.
-Vendrá ahora. Tranquila, estará bien-me aseguró.
Me ayudó a sentarme en el suelo. Seguía sintiendo que
el mundo giraba demasiado deprisa a mi alrededor. Pablo tardó poco en llegar.
-¿Qué ha pasado?-dijo acercándose a mí con rapidez-¿Te
encuentras mal?
Sacudí la cabeza.
-Esto…-dijo Arturo.
-¿Qué?-acució Pablo.
-Había un bicho aquí y la ha atacado-simplificó.
-¿Está bien?-preguntó a Arturo viendo que yo no le
contestaría.
-Eso creo, tal vez un poco conmocionada-explicó.
Pablo me rodeó con su brazo derecho y me atrajo hacia
su pecho. Me apoyé en él, sintiéndome más reconfortada.
No hablaron.
-Ya pasó-susurró Pablo en mi oído.
Me estremecí.
-Era… horrible-musité con un hilo de voz.
-No se volverá a acercar a ti-dijo-¿Cómo era?-preguntó
a Arturo que se lo describió a la perfección.
Parecía preocupado. Me abrazó con más fuerza.
-Estás bien-dijo, más para él que para mí.
-Te amo-le dije.
Asintió.
-Te lo quería decir antes de...-me interrumpió.
-Lo sé.
-Siempre-añadí.
Asintió, sonriéndome.
-Descansa.
Asentí. Era lo mejor, debería poder volver a pensar
cuanto antes para poder formularle todas aquellas preguntas que rondaban mi
mente pero estaba demasiado cansada como para decir.
¡Me encanta este capítulo! :D Pero, me pregunto... ¿qué habrá echo Arturo para alejar al monstruo ese? Mm... intrigante... ;) ¡Espero el siguiente! :D
ResponderEliminar¡Un beso! :D
Al final te voy a dejar un comentario aquí también.
ResponderEliminarPero no tengo imaginación así que... Corto pero intenso.
Y que suenan las campanas de mi muerte... Y la tuya pero casi que yo tengo más papeletas... Pues nada a la pira como ya quedamos ayer xD.
Un beso Salamandra xD
Ya dije que cada día te ponía una tontería diferente
Tenías razón, este capítulo es BRUTAL. *-* ♥
ResponderEliminarGUAU! chica yo no se lo que haces para inventar esos bichitos...pero consigues que me parezcan monos, temibles y acojonantes a la vez xD
ResponderEliminarSi es que tu nos has querido dejar con la intriga de cómo ha conseguido mi Arturiito echar a esa bestia...¡pero conmigo no lo consigues! seguro que mi Arturo a usado su encanto natural y ese mal bicho a salido corriendo deslumbrado por su preciosa sonrisa (LL) xDD
No...ahora en serio ¿¡cómo ha conseguido vencer a ese monstruito!? ¿Con super fuerza? xDD (si es que ni hablando en serio me puedo centrar xDD) Y ya se tu gran respuesta: lo veremos en el próximo capítulo xDD
Besitos y quiero el próximo...¡YA!
Me he puesto al día velozmente, que últimamente no he entrado ni en mi propio blog xDDD
ResponderEliminarLo cierto es que sigo enganchada y cada vez más. Deberías mandarlo a una editorial, es realmente bueno.
Espero saber más prontito.
Un beso cielo :)
YO QUIERO QUE DEJE A PABLO Y SE VAYA CON ARTURO. ARTURO FOR PRESIDENT.
ResponderEliminarSiento el momento de fangirleo. Es que a estas horas empieza mi hora tonta.