-Creo que es algo adecuado para ti.
-A mí con que me den algo que me mantenga distraída,
me llega.
Ella me sonrió. Salimos por la puerta y nos acercamos
al cobertizo donde descansaba Bucéfalo. Pensé que entraríamos pero pasamos de
largo. Lysia caminó unos metros en torno al perímetro del edificio y abrió una
puerta en la que yo no había reparado.
-Qué silenciosos están…-la escuché murmurar.
Iba a preguntar pero callé, encogiéndome de hombros.
Lo averiguaría en breve. Entré. El lugar estaba en semipenumbra. Había una
ventana en el lado derecho. En el sueño había paja y flotaba un olor extraño,
fuerte e intenso.
-Shhhh-dijo Lysia.
La miré, pensando que se había vuelto completamente
chiflada. Algo se movió con rapidez. Dirigí mi vista hacía allí. Era… era un
animal indescriptible. Tenía mucho pelo, largo, rizado y rojo. Sus formas eran
redondeadas. Sus ojos apenas se veían, ocultos bajo una espesa mata de pelo.
-¿Qué se supone qué es?
-No sé que será en tu mundo… Lo digo por algo con qué
comparártelo… Aquí se llaman jadens. Nos dan lana para el invierno, leche y, en
algunos casos, se pueden comer.
-¿Y qué se supone que tengo que hacer?
Algunos jadens más se acercaron y me observaron.
Emitían un ruido muy curioso, como una mezcla de cabra, vaca y oveja.
-Cuidarlos. Ahí hay comida, agua, cepillos para el
pelo…-señaló-¿Necesitas que envíe a alguien para que te lo explique más
detalladamente?
-No, qué va… Pero ¿muerden?-inquirí algo asustada.
Ella rió y se marchó, sin contestar. Esperaba que eso
significara un no.
-Bueno, bichos, me toca cuidaros.
Saqué la comida. Eran unas bolas marrones, parecidas
al pienso de perros y gatos. La lancé al suelo (tenía claro que de mi mano no los
iba a alimentar). Corrieron a comerlas. Me alejé un paso. Les eché unas pocas
más. Luego cogí un botijo con agua. En el fondo de la estancia había un lugar
donde echarles agua. Lo hice. Algunos acudieron a beber, otros no. Los observé.
Me senté en una rústica silla de madera.
-Habrá que cepillaros ese pelazo-reconocí.
Cogí el peine y los fui cepillando pero algo falló.
Nada más cepillar a uno, este se alejaba y se mezclaba
con los demás y yo no podía reconocerlo aunque los había de diferentes colores.
Debía idear algo. Pero no tenía con que marcarlos…
¡Espera! Había una cuerda, los podía ir atando. Eso hice y funcionó a la
perfección. Cuando terminé, los solté.
-¿Se supone qué tengo que haceros compañía, jugar con
vosotros o me puedo ir ya?-estaba cansada.
Ahora alguno debería contestarme y matarme de un
infarto pero se limitaron a seguir emitiendo esos sonidos característicos y dar
vueltas por la habitación.
Estuve un rato observándolos hasta que alguien abrió
la puerta.
-Hola. Lysia me ha dicho que te diga que debes sacar a
los jadens a pastar.
-¿Qué debo hacer exactamente?-miré al hombre que me
daba órdenes tan apresuradamente.
-Coges ese palo-indicó-Llevas a los jadens a los
pastos de detrás, los introduces en el cercado, los dejas pastando una hora o
así, no hace falta que los vigiles y los traes de vuelta.
Asentí pero el hombre ya había cerrado la puerta y se
había marchado.
Cogí el palo y abrí la puerta. Los bichos (me
resultaba más fácil denominarlos así que jadens). Todos salieron en estampida,
dejándome atrás.
-¡¡Ey!! ¡Esperad!-chillé, deteniéndolos.
Los obligué a retroceder poniéndome delante y, con
mucho esfuerzo, los conduje hacía el recinto. Nada más pasar le último por la
puerta de madera, cerré.
Me marché al interior de la casa y subí a mi habitación.
No había nadie. Fui a la de Arturo (anteriormente de Pablo) y vi que estaba
vacía. Entré en la cocina y bebí un vaso de agua. Luego, me fui a inspeccionar.
Entré en una de las estancias que recordaba a un salón y vi a Pablo en sofá.
Todo cómodo y leyendo una especia de libro.
-¿Tú no haces nada?-me indigné.
-Entre que soy el elegido y todo eso… Tú pediste
trabajo, nadie te obligó.
-Tengo que cuidar jadens.
-Ah-dijo, devolviendo la vista al libro.
Me senté a su lado.
-¿Qué lees?
-Un clásico de la literatura layndeniense.
Me reí por lo bajo.
-¿No es broma?-me sorprendí al ver que me miraba
seriamente.
-Por supuesto que sí-se echó a reír.
No cuadraba mucho. A punto de enfrentarse a algo que
lo puede matar en un mundo extraño e interesándose por la literatura…
-¿Qué es, entonces?
-Información sobre Akyan, Kaelida, Ehia…
-Oh…-respondí, interesada.
-Cuando termine, te cuento.
Asentí.
-Voy a guardar a los jadens-murmuré, levantándome.
Quiero más. Odio que me dejes así, esperando más y queriendo leer más!! Madre mía estoy enganchadísima^^
ResponderEliminarUn beso cielo!!!!
Valla...esta gente si que son prácticos, ¿para qué tener tres clases de animales si puedes fusionarlos en uno? xD Y la lana, en vez de teñirla, nacen con ese color... ¡joder, si que se ahorran trabajo! xD
ResponderEliminarPablito leyendo y la novia arriando jadens... ¡eso sí que es un hombre! ¬¬
Quiero más! Espero que subas pronto ^^
Un beso ;D
Me ha hecho mucha risa imaginarme a Noah cuidando animales que son 3x1 xDDD Este capítulo no es tan mierda como tú decías, vale, no cuenta nada interesante pero ya solo imaginarse esa escena... jajajaja vale, pobre Noah. Paro.
ResponderEliminarMira, hoy me he acordado de comentar. ¡Creo que mi ente ha vuelto!
ResponderEliminarNo es justo lo que nos haces con los capítulos, acabar así debería de estar prohibido.. aunque yo también lo hago xD
Sube pronto el siguiente, que quiero saber lo que pasa *-*
Me encantan los personajes, Noah tiene un punto cómico que me hace reir ^^
No me gusta la actitud que tiene Pablo ahora... Y me ha hecho mucha gracia lo de los bichos jaja Pues eso, que me gusta mucho ^^
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