Seguidores

domingo, 6 de mayo de 2012

Capítulo 33



A la mañana siguiente, entrecerré los ojos ante la molesta luz diurna. Me estiré y bostecé. ¡Qué bien se dormía en las camas, ya casi lo había olvidado! Me quité las mantas de encima y me levanté, repleta de energía. Por una vez parecía que todo marchaba por el buen camino. Y esperaba que así continuaran siendo las cosas. Miré a Arturo que estaba sepultado bajo las mantas y hacía el  mismo sonido que  un oso durante su periodo de hibernación.
-¡Despierta!-exclamé.
Se removió pero no hizo gesto de levantarse.
-¡Vamos!  Ya es de día-le grité.
Se destapó y me miró, todavía medio dormido.
-¿Quieres dejarme dormir?
-No, hay muchas cosas por  hacer.
-¿Puedes decirme una?-gruñó.
-Desayunar-contesté, tras pensarlo un instante.
Asintió  y se  levantó.
-Yo necesito dormir. Si no, estaré de mal humor.
-No creo que nadie note la diferencia-comencé a hacer la cama.
-Sí que  la notarás-afirmó.
Me encogí de hombros. Luego, salí apresuradamente de la habitación y entré en la de Pablo, que estaba vacía y con la cama hecha. ¡Qué madrugador! Desde que yo lo conocía, sólo madrugaba en época de clases,  pero jamás en verano.  Pero él había cambiado. Todos. Bueno, la verdad,  es que no sabía si Arturo había cambiado o era ya así de borde. Seguramente era ya tan borde o, si no tanto, casi. Bajé las escaleras y me acerqué a la  cocina, después de pasarme repetidamente  las manos por el pelo, en un intento de alisarlo. Entré en la cocina, sonriendo.
-¡Buenos días!
La cocina rezumaba un aroma muy tentador y estaba llena de gente. Muchos me miraron con sorpresa y recelo. Pablo estaba sentado entre ellos, como uno más. La rara era yo. Me sonrojé un poco y dije, para romper el silencio.
-Arturo  bajará en seguida-o eso suponía.
Ellos asintieron. Lysia puso una pota más en el fuego. Permanecí  unos segundos de pie en el  umbral sin saber que hacer. Pablo se levantó y me indicó que me sentara en su sitio. Le sonreí como muestra de agradecimiento.
-Cuando termines de desayunar, búscame. Estaré en el salón de ayer-indicó.
Asentí. Él se sentía como en casa. Lysia me colocó una taza humeante delante y un poco de pan.
-Gracias.
Todos me miraban muy fijamente. Estaban consiguiendo ponerme nerviosa. Pero, alguien desvió la atención. Arturo entró en la cocina.
-Hola-gruñó en su tradicional modo de saludo.
Absolutamente, todas las personas de aquella habitación (menos Arturo y yo) miraron a Lysia en gesto de interrogación. Ella se encogió de hombros. Él miró en todas direcciones, buscando donde sentarse. No parecía intimidado. Alguien que se sentaba a mi lado se levantó y se marchó. Juraría que lo había hecho por dejarle el sitio. Se sentó. Se pasó las manos  por el rostro. Luego, Lysia le sirvió un desayuno  idéntico al mío. Comió. Yo lo imité. Terminó antes que yo y se marchó.
-Adiós-explicó únicamente.
-¡Qué morro tiene el tío!-murmuré.
-¿Decías?-inquirió Lysia amablemente.
-Nada, nada.
Me apresuré a  desayunar y, dando  las gracias, salí de la habitación. Sabía que iban a llover las críticas nada más hubiera puesto un pie fuera de la cocina. Me acerqué al salón.
-Hola.
Pablo no estaba solo, Valeria hablaba con él en voz baja. Recordé no haberla visto en la cocina. Llevaba un vestido aún más bonito que el del día anterior, de color rojo fuego.
-Yo me voy ya-se excusó.
Me senté al lado de Pablo, haciendo un gesto de despedida hacia ella.
-¿Qué pasó anoche?
-Hablé con Lysia y al final,  Buce se queda con nosotros.
Asentí, contenta.
-Me costó porque sabemos de quien es.
-¿Quién? ¡No me dejes con la intriga!-regañé al ver que no contestaba.
-Shylia.
-¿Shylia? ¿La princesa aquella?
-La reina.
-¡Ay! En vaya lío que estamos.
-Han puesto partidas de busca y ofrecen recompensa por Bucéfalo.
Normal que a mí me hubiera parecido digno de un rey la primera vez que lo viera.
-¿Y ella no estará aquí
-No,  estamos a las afueras, por llamarlo de algún modo.
Suspiré, aliviada.
-Vamos a ver a Bucéfalo-dije.
Asintió.
-¿Dónde está Arturo?-se interesó.
-No tengo ni idea.
Me miró, extrañado.
-¿No bajó a desayunar?
-Sí, terminó y se fue sin decir a donde.
-Iré a buscarlo. Sal por aquí-señaló una puerta del pasillo- y llegarás hasta el caballo.
Lo obedecí. Junto  al  caballo estaba Valeria que me dirigió una altiva mirada cuando  me acerqué.


1 comentario:

  1. El capítulo está genial, pero una frase de Noah se ha quedado en mi cabeza...¿¡COMO QUE ARTURO ES BORDE!?Y presisamente lo dice ella! ¬¬ *manía hacia Noah aumentando hasta el infinito*
    Pa mi que la Valeria esa quiere al Pablito pa ella...pero seguro que Noah le da una paliza y la deja tirada en el establo encima de todos los excrementos de caballos wajajaja (en mis ratos libres, me dedico a pensar venganzas crueles xDD)
    Besos, espero el siguiente con la pelea sádica estercolera xDD

    ResponderEliminar

¡Hola! Alguien que se acuerda de comentar y hacerme feliz :) ¡¡Recuerda confirmar que no eres un robot!! xD
PD: Agradeceré tu comentario mientras no sea spam.