A
media tarde, entramos en un pueblo.
-Lo
llevaré a mirarse eso-dijo Aklenk-Podéis adelantaros.
-No
me pasa nada-protestó Arturo.
Torcí
el gesto. Estaba bastante enfadada con él. Sí, ya sabía que él tenía carácter y
que podía ser tan impulsivo como yo, pero me había hecho daño. No pensaba
olvidarme tan fácilmente.
Nadie
se molestó en tratar de llevarle la contraria. Siguieron caminando y se
detuvieron delante de una puerta.
-Bájate-le
ordenó Rewth.
Supuse
que habló él en vez de su primo porque imponía más autoridad. O eso pensaba yo.
Arturo
no se negó esta vez. Siguió con obediencia a Aklenk.
-Tengo
que conseguir unas cosas que a lo mejor nos hacen falta para el viaje-nos dijo
Rewth-Creo que este es el mejor sitio. Además de que hoy hay
mercado-explicó-Dejaremos los caballos en casa de un amigo mío. Podéis ir a dar
una vuelta mientras tanto. Os buscaremos, esto no es muy grande.
Asentí
y le di las riendas de Bucéfalo.
-Mejor
que vayáis juntos…-nos recomendó-Sé la costumbre que tienes de perderte-me
guiñó un ojo.
Bufé.
-Si
no quieres ir conmigo, da igual porque…-tartamudeó Pablo.
-No
he dicho que no quisiera ir contigo-lo interrumpí, en un tono no demasiado
malhumorado.
-Tranquila-se
rió.
Di
un par de pasos dubitativos, hasta que él se colocó a mi lado.
Nos
alejamos de esa calle y entramos en otra bastante grande, con puestos a ambos
lados y un agradable olor a comida.
Empecé
a mirar las cosas: comida que consiguió hacer rugir a mi estómago, hermosos
vestidos y joyas. Pablo se acercó a mirar unas espadas, sin perderme un solo
segundo de vista. Siempre me había tranquilizado esa manera que tenía de
protegerme, de hacer cualquier cosa sin perderme de vista.
Una
mujer tropezó conmigo y se alejó sin disculparse, maldiciendo mi torpeza. Me
acerqué por detrás a Pablo y apoyé una mano en su hombro.
-¿Qué
miras?-pregunté, con cariño.
-Esto…-se
giró y tardó en contestar-Espadas-parecía turbado al responder.
Mi
corazón latía muy fuerte, más de lo normal.
Su
pelo le caía sobre la frente, dándole un aire rebelde. Sus ojos relucían,
verdes como un bosque. Una sonrisa empezó a extenderse por sus labios. En ese
momento, ambos dejamos de ser conscientes de lo que hacíamos. No nos acordábamos
de todos los motivos que nos habían separado, volvíamos a ser los de antes. Los
de mucho antes. Me incliné hacia él, sin darme cuenta. Él agacho la cabeza,
correspondiendo a mi gesto. Unos segundos más tarde, nuestros labios se
rozaban. Primero, con delicadeza, un suave tanteo. Después, con avidez. Me
sentí…completa después de mucho tiempo estando por trozos. Imaginé que así se
sentirían las piezas de un puzzle hasta que las juntaban. Apenas fui consciente
de que su mano se apoyaba en mi espalda, empujándome más hacia él. Yo le aparté
un mechón de pelo, sin dejar de besarlo. Nos separamos cuando ya no podíamos
respirar. Jadeé. Estábamos rojos como la grana.
Vi
que alguna gente nos miraba pero yo permanecí inalterable. Bueno…todo lo
inalterable que podía estar tras un beso de semejantes condiciones con el chico
al que había dejado unas semanas atrás y que había sido mi novio durante tres
años.
-Apartémonos
del medio-musitó Pablo.
Lo
seguí hasta un rincón tranquilo.
Permanecimos
unos minutos sin hablar, esquivando nuestras miradas.
-¿Qué
significa esto?-me preguntó, por fin.
-Dímelo
tú-repliqué.
Sin
darme cuenta, tenía la piel de gallina y me mordía el labio inferior. Su mano,
en un gesto distraído, me separó el labio de abajo, impidiendo que lo mordiera.
-Así
mejor-me dijo.
-¿Vas
a contestarme?-insistí.
-Vuelve
conmigo, por favor-su tono fue de súplica.
-Pablo
yo…-no supe contestar.
-Noah,
te lo suplico. Te necesito a mi lado. Sin ti, no soy yo. Nunca podré serlo si
no estás conmigo. Contigo, soy diferente. A tu lado, todo tiene sentido.
Cualquier cosa sin explicación, que pueda parecer un milagro, deja de serlo en
cuanto te miro, tú eres un milagro. Eres perfecta. Siempre has sido lo mejor
que me ha pasado. Por favor…-se detuvo unos segundos. Yo apenas podía hablar-No
me digas que no has querido besarme ahora.
-Sí
he querido hacerlo. Pero eso no cambia nada… Recuerda porque…-empecé, tratando
de disuadirlo. Estaba segura de que terminaría por ceder, si seguía de ese
modo.
-¡Tú
solo recuerdas las cosas malas! Yo prefiero recordar las buenas, las que hacían
que todo lo demás valiera la pena.
-No
puedo olvidarme de ellas-argumenté.
-¡Sí
puedes! ¿Crees que yo no he tenido motivos para sentirme herido o estafado o…?
Los he olvidado por ti.
Me
sentía atrapada. Volvía a estar en una encrucijada y debía tomar una de las
decisiones más difíciles a las que me enfrentara. ¿Qué hacer?
-Sólo
escúchame-continuó-Sé que me quieres. También sé que Arturo es importante para
ti-no me molesté en interrumpirlo-Quiero que seas feliz. Pero me parece que con
Arturo no lo serás jamás. Y a lo mejor conmigo tampoco, aunque puedes estar
segura de que haría todo lo posible e imposible para conseguir que sonrieras
cada segundo de tu vida.
¿Qué
podía decir ante aquello? ¡Cualquier chica estaría enamorada con menos! Pero yo
no era ``cualquier chica´´ Yo era la chica que había podido disfrutar tres años
a su lado y lo había mandado a paseo. ¿Una chica así lo merecía?
-Y,
no digas que no me mereces ni nada por el estilo. No sé si alguna vez te has
mirado en un espejo, pero eres genial, perfecta. Cualquiera con ojos en la cara
lo vería.
Me
estaba convenciendo. Me convencía de que era la persona perfecta. La persona
más perfecta que había conocido.
-Por
favor…-susurró, agachando la cabeza-No pretendo forzarte, ya lo sabes.
Me
quedé paralizada. ¿Qué hacía, qué decía? ¡Debía decidirme!
Si
le hacía daño ahora, podría considerarme la peor persona del Universo. Si lo
dejaba pasar, también lo sería.
-¿Y
Arturo?-sólo era una excusa para ganar tiempo.
Notaba
el cerebro paralizado y me parecía oler a humo. Mis conexiones intercerebrales
comenzaban a fallar por sobrecarga.
-No
será un inconveniente si de verdad me quieres. No pienses en eso. Sólo
preocúpate de darte cuenta de si quieres que estemos juntos.
Lo
deseaba. Deseaba volver a besarlo. Deseaba que me abrazara. Deseaba que me
hiciera rabiar, deseaba caminar de su mano. Lo deseaba tanto que me dolía, que
un cosquilleo me recorría por dentro.
No
quería decir que sí. Sabía que, tarde o temprano, volvería a hacerle daño.
Antes
de que fuera capaz de darme cuenta, ya había respondido. Me observaba,
incrédulo.
-Sí,
claro que sí, ¿cómo te iba a decir que no?-suspiré. Estaba casi llorando.
-Antes,
quiero preguntarte…-se detuvo.
-Pregunta-le
pedí, sorbiendo los mocos que comenzaban a caerme y pasándome el dorso de la
mano por los ojos.
-¿Estás
segura? No quiero que lo hagas por lástima… ¿De verdad me quieres?
Me
dieron ganas de gritarle, pero en vez de eso, me acerqué a él, a su oído:
-No,
no te quiero, te adoro. No puedo vivir sin ti ¿lo sabes?-le susurré.
Se
apartó un poco para mirarme.
-¿Y
hasta ahora…?-suspiró, sin terminar de creérselo.
-Todo
es diferente si estás conmigo. Deberías saberlo ya-le sonreí.
Sus
ojos se iluminaron.
Me
acarició con delicadeza el pelo.
-No
le digamos nada a nadie por ahora ¿vale?-pedí-Y hagamos como antes, no hablemos
más de lo necesario y nada de mimos ¿queda claro?
-Sí…Pero
no sé porque tenemos que ocultarnos-protestó.
-Por
los demás.
Aceptó,
pero se inclinó a besarme por segunda vez. Sus labios consiguieron acelerar mi
corazón de tal manera que pensé que se me iba a salir del pecho.
-No
creo que puedas llegar a imaginar como te añoré. Era como si no estuviera
completo…-su voz se fue atenuando hasta convertirse en un murmullo.
-No
pienses en ello ahora-lo calmé-Sigamos paseando.
Aceptó
de buena gana.
En
una primera impresión, el mercado me había parecido un lugar bonito. Ahora, se
había convertido en el mejor lugar del mundo, maravilloso era poco.
-Sigo
sin creerme lo que acabamos de hacer-suspiré, apretándole con fuerza la mano.
Me devolvió el apretón.
-No
sabes lo contento que estoy de poder hacer esto otra vez…-se inclinó para
besarme.
En
cuanto se separó, me mordí el labio para no echarme a llorar.
Me
apartó el pelo de la cara.
-Sabía
que no podíamos acabar así-me dijo.
-Di
la verdad, no lo sabías-refunfuñé.
-Tenía
una vaga idea-se rió.
-Tonto-lo
empujé.
-Boba-me
devolvió.
No
sabía como había resistido tanto tiempo sin tocarlo, sin sentirlo tan cercano,
tan conectado a mí.
-Creo
que es mejor que nos vayamos a un sitio tan íntimo o que nos soltemos las
manos…-aventuré.
-Voto
por ir a otro sitio-me guiñó un ojo.
Aceleramos
el paso. Nos metimos por la primera calle más estrecha que vimos. Al fondo,
había una pequeña plaza desierta con una fuente. Troté hasta el borde y me
senté. Pablo se puso a mi lado apenas unos segundos después.
Miré
mi reflejo y me sorprendió verme más guapa. Mis ojos brillaban de una manera
diferente.
Metí
la mano en la fresca agua y contuve una sonrisa. La mojé bien y me aseguré de
que Pablo estaba distraído. Le mojé toda la cara en un gesto rápido y preciso. Se
giró, sorprendido. Formó un cuenco con las manos y las llenó de agua. Me las
vació por la cabeza. Solté un grito y me lancé a por él derribándolo. Casi
caemos los dos en la fuente, si no fuera porque él se apoyó en el brazo y nos
sujetó a los dos.
-Ten
más cuidado, no creo que te guste volver empapada y tener que darles
explicaciones a los demás.
-Siempre
pondría contar la verdad.
-Claro:
estoy empapada porque Pablo yo hemos vuelto y queríamos un poco de intimidad y
la encontramos en el borde de una fuente, empezamos a tontear, lo empujé y nos
caímos-imitó mi tono de voz.
Le
saqué la lengua.
-No
me apetece seguir con esto…-murmuré.
-¿Qué?-me
miró, alarmado.
-Lo
de ir al Norte. No te preocupes por lo otro, mis sentimientos están muy
claros-lo besé en la mejilla.
-Eres
adorable-suspiró.
-No.
Tú sí que eres perfecto-me reí. Hacía tiempo que no teníamos una discusión de
ese estilo, desde bastante antes de haberlo dejado.
-Calla,
señorita perfección-me besó de nuevo.
-Serás
imbécil…
Nos
levantamos y volvimos al lugar de antes. Esta vez, nos cuidamos de estar
ligeramente alejados el uno del otro y de no parecer…felices juntos.
María, te odio. He llorado D: Me alegro muchísimo por ellos... Arturo es genial, pero si Noah saliera con él, seguramente se matarían tras la primera hora xDD
ResponderEliminarGenial, cómo no :) Un beso <3
Maria te voy a matar. Por una parte me alegro, pero por otra me da pena Arturo. Cuando se entere el pobre se le caira el mundo encima. Ya espero el siguiente
ResponderEliminarPor dios, que bonito!!! ¿Ves? Esto es el tipo de escena que cada vez me hace enamorarme más de Pablo. Es tan dulce, sincero, cariñoso... ¡Aish! Por otro lado, Arturo me da un poco de pena... Pero es que estoy taaan contenta de que vuelvan a estar juntos!!
ResponderEliminarUn besito!
Pues a mí no me da ninguna pena Arturo jaja Noah y Pablo tienen que estar juntos^.^
ResponderEliminarya encontrará otra chica;)
Bueno, me encanta este capítulo, como todos!:D
Espero el siguiente:P
Un beeso!
OH OH OHHHHHHHHHHHHHHHHH <3
ResponderEliminarme ha enamorado ese diálogo, qué bonito por diohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Y arturo que le den shwfdh3rhfb noah y pablo siempre podran ser felices,xro con arturo no podra.
Quiero ya el prox, que qjkndjbehfbr historia de amor mas linda shbehbfr